Portada  |  27 julio 2018

“He vivido”: vivieron con intensidad y hoy disfrutan su vejez con plenitud

Susana fue la maestra de los más pobres. Además te contamos la historia de amor de Vilma y Enrique. Informe de Erica Fontana.

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Vilma Osella tiene 76 años se crió en Santa Fe, pero se mudó a Buenos Aires a los 17 años, ni bien llegó empezó a escribir poemas, novelas rosas y fotonovelas. Estudió la carrera de periodismo y empezó a trabajar como periodista al poco tiempo en Editorial Abril.

Tiene 50 años de trayectoria y trabajó en múltiples medios gráficos: Siete Días, Editorial Atlántida, Clarín. Fue muy amiga de Marco Denevi. También trabajó en temas Internacionales, cubrió el Caso Watergate junto a Argañaraz. Además, escribió libros sobre Menem antes de llegar al poder. Más tarde trabajó con Nelly Raymond en “Buenos Días, mucho gusto”. Sigue escribiendo: tiene siete poemarios, dos libros de ensayos y uno de relatos. Fue multipremiada y recibió una distinción en el Senado.

Enrique Abad tiene 82 años y fue productor de teatro. Entre otras cosas, descubrió que Alberto Cortés, que era plomo de Tito Alberti (el papá de Charly Alberti), podía cantar (tiene una anécdota muy interesante en México con Alberto Cortés y Sammy Davis JR).

Estudió piano en el Conservatorio y toca jazz. Se dedicó a armar grupos que le pedían en RCA Víctor, que después giraban por los clubes. Buscaba artistas para el Club del Clan en la radio. Fue representante de Lalo Schifrin durante cinco años y fue parte del grupo de productores que trajo a Louis Armstrong a la Argentina.

Además produjo a Troilo, Luis Aguilé y otros. Representó a Paco Jamandreu. Fue director del Teatro Nacional de donde recuerda con mucho cariño la obra “El otro yo de Marcelo” donde tocaba en vivo la orquesta de Mariano Mores. Luego trabajó con Goar Mestre en Canal 13 y trabajó durante ocho meses en el show de Antonio Prieto. Se hartó de la producción y armó una agencia de viajes: First Travel Agency. Hoy sigue con la agencia de turismo y recuerda los días del 2001 como los más serios para su agencia porque la gente dejó de viajar por miedo al terrorismo: tuvo que vender propiedades para sostener la empresa.

Vilma y Enrique se conocieron por casualidad en el subte en 1965. Ella tenía la mano en la manivela y él le apoyo la mano encima y no se la sacaba. Ella se bajó en la estación Chacarita y para irse rápido cruzó sin mirar, pero antes de que la atropellara un colectivo Enrique la agarró por detrás y le salvó, literalmente, la vida.

Luego del susto, él siguió intentando conquistarla, pero ella no aceptó ni tomar un café. Ese mismo día llegó a la casa de la amiga que cumplía años y cuando entró, vio que Enrique estaba entre los invitados; ahí comenzó la historia de amorque sellaron con la boda en 1968. Paco Jamandreu le regaló el vestido de novia a Vilma.

Tuvieron dos hijos: Ricardo y Pablo, ambos fallecidos. Ricardo, a causa de un aneurisma; Pablo, por secuelas de su propia discapacidad. 

Conviven con el dolor de su partida y disfrutan de su nieto, hijo de Ricardo.

En tanto, Susana Oses tiene 80 años y hace cinco años está internada en el Hogar del Sol en Belgrano. Fue maestra de grado durante 35 años en la escuela asistencial de Agronomía desde 1971 hasta el 2003 año en que se jubiló (antes trabajó en colegios de Villa Urquiza), asegura que ama la docencia y que tiene "polvo de tiza en las manos". Al colegio de Agronomía "iban chicos muy necesitados del albergue Warnes y las villas cercanas, eran nenes con muchas carencias; cuando demolieron el albergue sentí que me sacaron algo del alma”, dice emocionada.

Estuvo casada y tuvo tres hijos, pero se divorció a los 46 años porque su marido le fue infiel con una maestra del mismo colegio en el que daba clases. El dolor por esa infidelidad fue tan grande que no pudo reconstruir pareja. "Conocí a otros hombres, pero nunca me volví a enganchar, a mí no me tocó, dejé pasar el tren del amor". Ahora va a todas las actividades que brinda el hogar y ama la música. También es una gran jugadora de Cariola, un juego con cartas de póker.

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