Portada  |  15 octubre 2019

"Yo volvería a hacerlo", otra confesión con Mauro Szeta

Este nuevo capítulo de "#Yo" tiene como protagonista a un joven que no está arrepentido de su vida delictiva, a pesar de estar preso. Su infancia, el abandono, las drogas. De todo eso habló con Mauro Szeta.

Informes Especiales

Cristian Daniel Gaitán tiene 22 años y se encuentra procesado por robo agravado.

Nació y se crió en Virreyes, San Fernando. Los padres se separaron cuando él era chico, su padre estuvo detenido la mayor parte de su vida; la madre trabajaba como servicio de limpieza en un banco; pudo rehacer su vida sentimental con otro hombre que lo crió a él como si fuera su hijo, también está preso. Él es el mayor de cinco hermanos.

Hizo el colegio primario, pero el secundario lo abandonó. Empezó a trabajar para ayudar en la casa: fue cadete, bachero, ensaladero; pero empezó a drogarse y la plata de su esfuerzo la empezó a gastar en su adicción.

A los 16 años decidió ir a robar por primera vez, su objetivo fue un supermercado chino. Como vio que fue fácil empezó a robar todos los días Iba con una pistola. La madre lo retaba porque sabía que su hijo estaba robando, pero no había caso.

“Yo robaba con diplomacia, no le pegaba a nadie. Si me faltaba plata salía a robar y no me importaba nada. Yo iba bien vestido a robar y a cara descubierta. Siempre robaba por la zona de San Fernando, a veinte cuadras de mi casa; en la zona céntrica me cansé de robar, hacía raids. Generalmente iba solo, a veces venía un pibe conmigo.”, asegura.

“Yo ya sé cómo hacer todo para no tener que tirar un solo tiro. Imaginate que robé una casa de seguros sin fierro para no tener quilombo, hacía como que iba a sacar y la gente se asustaba. Saqué 25mil pesos”, se jacta. Después de robar escapaba y se metía en la casa de los vecinos que lo conocían de chico.

Las cámaras de seguridad de la zona que siempre asaltaba lo registraron por lo menos en siete robos, el tribunal le unificó las causas y lo está convocando para firmar un abreviado.

Estando detenido en esta última causa en una comisaría le quisieron robar las zapatillas y se peleó, conserva una cicatriz en la boca producto de las heridas. “Caí en cana porque robé a cara descubierta el mismo locutorio tres veces; igual cuando salga voy a seguir robando, ya fue”, dice.

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