Portada  |  23 octubre 2020

He vivido: Silvio Soldán, el presentador de las estrellas

Nació el 23 de marzo de 1935 en Colonia Belgrano, Santa Fe. Es locutor, actor, conductor de radio y televisión. Con 85 años sigue activo, dueño de una voz que es marca registrada de la radio y la televisión, que se coló en el ADN de los argentinos.

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William Silvio Soldán llega solo al Buenos Aires Lawn Tenis* del barrio de Palermo y atraviesa lento una la galería que lo lleva hasta la recepcionsta. No lo sabe pero se llama Verónica y estuvo tres veces en “Feliz Domingo”, el programa de éxito que él condujo durante años y se convirtió en un ícono de la televisión argentina. Ella no se lo cuenta y le indica cómo llegar al lugar donde Erica Fontana lo espera para la entrevista con Telefe Noticias. Cuando entra al salón, Cristian, un ayudante de cámara lo saluda y le comenta que trabajó en uno de sus programas a los 17 años. En apenas dos minutos, desde la puerta hasta el salón, Silvio Soldán atravesó 20 metros y las vidas de dos personas. Las anécdotas, dice él, se multiplican por las de miles de desconocidos que lo paran en la calle y lo ubican en algún momento de su juventud.  

El conductor es sin dudas un buen recuerdo para todos. Para los más grandes la voz y el porte de “Grandes Valores del Tango” o “El Especial”, por donde pasaron artistas nacionales e internacionales de primer nivel, estrellas impensadas en el país, los grandes de la canción, esos que marcaron su época y las que vinieron. Para los más jóvenes en cambio es la cara de “Feliz Domingo”, ese ciclo maratónico en el que ponía a estudiantes secundarios a competir para ganarse su viaje a Bariloche. El recuerdo para los que pasaron por ahí sigue siendo un buen recuerdo, hayan ganado o perdido el premio. Su programa era a fin de cuentas para todos ellos una excusa para ir a jugar con amigos en televisión. Silvio Soldán representa todo eso y más.

En lo personal tuvo amores tan apasionados como turbulentos y mediáticos, de ellos nacieron sus dos hijos: Silvio Augusto y Christian Silvio.

Le escribió a sus parejas poemas, baladas y tangos, obras interpretadas por artistas como Sandro con quien compuso “Cuando existe tanto amor”, ubicada en el lado B de su éxito Rosa-Rosa o Mariano Mores, con quien comparte la autoría de “Sabor de Adiós”, una melodía grabada en 1977 y que fluye como un río en los dedos del maestro al piano.

A pesar de los reveces románticos -uno de ellos lo llevó incluso a pasar 61 días encerrado en la cárcel de Devoto- dice que vive enamorado y que desde hace 25 años está junto a una mujer a la que ama y prefiere mantener lejos de las cámaras y los flashes.

Cuando comineza a hablar las anécdotas se multiplican por miles. El día que en plena dictadura militar le prohibieron a Osvaldo Pugliese aparecer en su programa y a él mencionarlo. Silvio desoyó la orden y excusó a Pugliese de no estar allí junto a su orquesta “por razones que no tenían que ver con su voluntad”. “Usted se la jugó por mí, se lo agradezco tanto”, le diría Pugliese tiempo después al cruzarse con Silvio en una calle porteña. O cuando Jorge Luis Borges fue jurado en su programa y sólo para divertirse, dijo desconocer a todos los músicos que se presentaban. A pesar de la broma, cuando habla de él, Soldán se desvive en elogios y admiración por el autor de El Aleph.

Protagonista de una vida dedicada a la televisión, la radio y el cine, fundador de un estilo y cultor de una vocación marcada por el profesionalismo, dueño de una voz que no necesita de presentación, de remates que se  filtraron en la jerga de un país, al anunciar a mitad de una charla “un corte y una quebrada” o un “feliz domingo para todos”, Silvio Soldán cuenta cómo ha vivido.

Texto: Alejo Santander

*Gracias al Buenos Aires Lawn Tenis por la gentileza de prestarle a Telefe uno de sus salones donde se realizó esta entrevista

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