Javier Santos y su madre María Edite tuvieron que dar una larga lucha judicial para que Julio Iglesias lo reconociera como su hijo.
Una batalla que empieza a llegar a su fin, luego de que el juez que llevaba el caso dictaminara que la mujer decía la verdad sobre su relación que tuvo con el cantante, una que duró un semana en el año 1975.
Un amor que nació cuando María Edite se desempeñaba como una bailarina de ballet, quien fue contratada para actuar en un cabaret de Girona, España. Fue en ese proyecto donde conoció Julio Iglesias y, según ella, "la atracción fue mutua e inmediata". De ese encuentro nació Javier, que hoy tiene 43 años.
"Cuando me quedé embarazada, tuve que dejar de ser bailarina de ballet, Julio destruyó mis sueños. Siempre es la mujer la que tiene que recoger las piezas", contó al Dailymail.
Su primera demanda de paternidad fue en 1990, en Valencia. Los abogados de Julio negaron la paternidad y él se negó a realizarse una prueba de ADN. Pero todo empezó a mejorar para ellos de la mano de otro de los hijos de Julio Iglesias. Durante una estadía en Miami de Julio Jr., la familia logró obtener una botella de agua que él desechó Julio.
"En 2017 logramos demostrar a través de una botella de agua tomada de Julio José que Javier era su hermano, con un 99 por ciento de certeza. Además, el nacimiento de Javier fue exactamente nueve meses después del periodo de ocho días en que María se reunió con Julio en Girona", cuentan. Fue esta evidencia la que se le mostró al juez, quien negó la prueba de ADN, pero terminó por dictaminar que María decía la verdad.
El abogado de María Edite contó que el plan de la familia es demandar a Julio Iglesias por la angustia que ha causado. También existe la posibilidad de que Javier reclame parte de la herencia. "Ahora reclamaremos por daños morales, psicológicos y espirituales de Julio Iglesias. También pediremos una compensación, porque Javier ha sufrido mucho", explicó el abogado.
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