Portada  |  19 noviembre 2018

La dura historia del "Negro" Cáceres: "Lo más importante es que estoy vivo"

“Fue una lucha interesante, o seguía o me quedaba. Y decidí seguir”. Con la contundencia de sus cortes y quites en su época de jugador, el exfutbolista sintetizó cómo fueron sus últimos 9 años.

Noticiero de la gente

Por Augusto Telias

En noviembre de 2009, Fernando "El Negro” Cáceres recibió un balazo en un ojo durante un asalto, en la localidad de Ciudadela. La bala le perforó el cráneo y aún está alojada en su cabeza. Las consecuencias inmediatas fueron la pérdida de un ojo, 67 días en coma, operaciones en la cabeza, y la imposibilidad de volver a caminar. “La bala me quedó de recuerdo”, precisa, mientras esboza una sonrisa.

“Había vuelto de Europa, y ese día decidí salir. Mis hermanos me decían que no, pero salí igual. A cinco cuadras me quisieron robar el auto, me tiraron y choque contra un poste de iluminación”, recuerda con precisión. “Yo estoy viviendo gratis”, dice, lejos de compadecerse de sí mismo a sus 49 años.

Cáceres está en silla de ruedas, pero se rehabilita a diario en un gimnasio que sus familiares le montaron en su propia casa, en Ramos Mejia. Verlo entrenar, duro, como en sus tiempos de jugador de elite, contagia energía.

Y hasta evoca con chistes y risas esos días en los que estaba más cerca de la muerte, que de la vida. “Linda siesta me dormí, 67 días. Cuando me desperté estaba mi hermana a mi lado, llorando. Y yo le dije ´no te preocupes, porque esto ya pasa, ya termina. Lo mas importante es que estoy vivo´”, recuerda. 

En su carrera como futbolista se desempeñó en varios clubes argentinos y del exterior entre los que se destacan Argentinos Juniors, Boca Juniors, River Plate, Independiente de Avellaneda, el Celta de Vigo, el Valencia CF, el Real Zaragoza y el Córdoba CF. También jugó en la selección, fue campeón de America en 1993, y estuvo en el Mundial de 1994.

“Los que me balearon seguro que no tenían otra cosa que hacer. El sistema fallo, no les echo la culpa ni nada. Quizás no tenían recursos, ni una familia que los contuviera. O no jugaban al fútbol, como jugué yo”, explica sin resentimientos ni rencores.

Tres menores fueron los que lo atacaron. Uno de 15 años, fue declarado inimputable. Dos tenían 17 años cuando fue el hecho, y al cumplir la mayoría de edad, fueron condenados a 6 años y 6 meses, y a 8 años de prisión, respectivamente. Fuentes del departamento judicial de San Martín indicaron que, tras cumplir la pena, recuperaron la libertad, y ahora están detenidos, acusados de homicidio.

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