William Brown, de 24 años murió en la ciudad de Keller, Texas, Estados Unidos, luego de que le estallara un cigarrillo electrónico en el rostro cuando lo estaba probando tras haberlo comprado hacía minutos en un local.
La Oficina Forense del condado Tarrant confirmó en la autopsia que la causa de la muerte fue porque esquirlas del artefacto le cortaron la arteria carótida izquierda y se le incrustaron en el cráneo. Esas heridas fueron mortales.
“William no era un fumador habitual. Tenía asma y le habían dicho que había algún tipo de estos aparatos que podía ayudarlo con sus síntomas”, comentó su abuela en un reportaje.
Un incidente similar también ocurrió en mayo en Florida. Tallmadge D’Elia, de 38 años, murió cuando su dispositivo estalló y dos fragmentos le lastimaron la cabeza y sufrió quemaduras en el 80% del cuerpo.
En Estados Unidos ya se registraron cientos de incidentes relacionados con la explosión de estos dispositivos en los últimos 10 años, con 38 heridos de gravedad y un muerto. Este sería el segundo caso fatal.
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