Portada  |  20 mayo 2020

Un estudio indica que Venus pudo albergar vida por unos 3.000 millones de años

Existen varias teorías que tratan de explicar qué es lo que condujo a la drástica transformación de Venus.

Internacionales

Hace miles de millones de años, cuando el Sistema Solar era aún muy joven, uno de sus planetas disfrutaba de un clima templado, con cielos azules y grandes cantidades de agua corriendo y formando mares y ríos por toda su superficie. Pero ese mundo privilegiado no era la Tierra, sino Venus.

Ahora Venus se ha convertido en un auténtico infierno, con temperaturas que alcanzan los 450 grados y con una atmósfera venenosa formada principalmente por dióxido de carbono y nitrógeno.

Venus y la Tierra, tienen un tamaño muy similar y comparten también masa y volumen. Por eso se consideran como "planetas gemelos". Pero dadas sus actuales condiciones, descifrar cómo era Venus en el pasado no resulta una tarea sencilla. Su superficie actual es relativamente joven, "solo" entre 300 y 700 millones de años, y los datos recabados por las misiones espaciales que lo han visitado hasta ahora sugieren que, alguna vez, su atmósfera tuvo mucha más agua de la que contiene hoy.

Existen varias teorías que tratan de explicar qué es lo que condujo a la drástica transformación de Venus. Algunas apuntan a un calentamiento gradual del Sol, que habría sobrecalentado el planeta después de haberle permitido disfrutar de un breve periodo de habitabilidad; otras hablan de la súbita aparición desde el interior, hace unos 4.000 millones de años, de todo un océano de magma y gases de efecto invernadero que lo habrían cambiado por completo, dejándolo en su estado actual.

Y ahora, en un estudio recién publicado en Journal of Geophysical Research, Michael J. Way y Anthony D. Del Genio, investigadores del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, han presentado evidencias de que un extenso océano de aguas poco profundas, junto a condiciones aptas para la vida, podrían haber persistido en Venus durante por lo menos 3.000 millones de años y hasta tiempos relativamente recientes, hasta que varias grandes provincias magmáticas, o ígneas, emergieron al mismo tiempo desde las profundidades acabando de un solo golpe con el largo período templado.

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