Portada  |  18 octubre 2019

Parte el primer vuelo de casi 20 horas sin escala para estudiar efectos en la salud de los pasajeros

Un avión de la aerolínea australiana Qantas iniciará este sábado un vuelo experimental de casi 20 horas sin escalas entre Estados Unidos y Australia, para estudiar el impacto de estos largos desplazamientos en la salud de los viajeros.

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El vuelo se realizará entre Nueva York y Sidney y es el primero de los tres de prueba previstos con los nuevos Boeing 787-9s, entre esa ciudad australiana y Londres y Nueva York, en los que viajarán un máximo de 50 personas, incluida la tripulación, señala un despacho de la agencia de noticias Efe.

El avión se convertirá en un laboratorio en el que seis pasajeros voluntarios estarán equipados con tecnología portátil y seguirán un plan de sueño, comida y bebida, además de movimientos físicos diseñado para contrarrestar el jet lag, o trastorno de desfase horario.

En la investigación, que es la primera de este tipo en el mundo y que cuenta con la participación de científicos de la Universidad de Sídney y el gubernamental Centro de Investigación Cooperativa para la Vigilancia, la Seguridad y la Productividad, también se analizará la idoneidad de sus servicios a bordo.

El director Ejecutivo de Qantas, Alan Joyce, señaló en un comunicado que "en los vuelos nocturnos, poco después de despegar, se ofrece a los pasajeros una cena y después se apagan las luces, pero quizá no sea la mejor alternativa para reiniciar el reloj corporal del pasajero al huso horario del lugar de destino".

El vuelo experimental, que forma parte del Proyecto Sunrise de la compañía aérea, también analizará el ciclo de sueño y el estado de alerta de los pilotos.

Estos llevarán electroencefalogramas para medir su actividad cerebral, tendrán instaladas cámaras en la cabina que grabarán sus actividades operativas y proporcionarán muestras de orina durante y después del viaje para evaluar los niveles de melatonina y analizar las reacciones de su reloj corporal.

Antes del primer vuelo experimental, un estudio Qantas y de la Universidad de Sídney reveló que un 54% de los pasajeros usan tapones de oídos para intentar dormir en los vuelos de larga distancia, un 38% bebe alcohol y otro 10% ingiere somníferos.

Asimismo, un 39% se alimenta con comida saludable después de aterrizar, pero solo un 47% intenta exponerse a la luz solar al llegar a su destino, que es un método para combatir el desfase horario.

Qantas persigue operar vuelos comerciales directos a Nueva York y Londres desde las ciudades australianas Sídney, Melbourne y Brisbane, a partir de 2022.

El vuelo más largo sin escalas lo ofrece Singapore Airlines, que también desde el año pasado enlaza el aeropuerto de esa ciudad-estado con el de Newark, en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 18 horas 30 minutos.

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