Portada  |  25 octubre 2016

La historia del vagabundo adicto a la heroína que se convirtió en multimillonario

Esta historia es sorprendente y nos deja ese sabor dulce de los finales felices. Pero para llegar hasta ahí, este hombre conoció el infierno y renació casi por milagro. De la heroína a los jugos saludables, un largo camino que lo salvó en todos los sentidos.

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La inspiradora historia de este hombre de 46 años que salió de la calle para ser un exitoso hombre de negocios se transformó en un libro titulado "I forgot to die" («Se me olvidó morir»).

Esta es la vida de Rafati, el dueño de SunLife Organics una cadena de jugos que se ha expandido desde su lugar de nacimiento en la soleada Malibú y que ahora está presente en seis lugares diferentes de Los Ángeles, Estados Unidos.

Después de trasladarse a Los Ángeles para llevar un negocio de venta de automóviles en la década de 1990, la vida de Rafati dio un giro hacia lo más oscuro cuando comenzó a vender drogas. Más tarde probó la heroína y se volvió adicto a esta droga.

Rafati estuvo a punto de morir en 2001, cuando sufrió una sobredosis de heroína en una fiesta en Malibú. Pasó dos años en la cárcel y cuando salió, terminó viviendo en la calle.

"Había llegado al fondo de los fondos", comenta recordando esos momentos. "No tenía más que hacer. Estaba acabado". Sin embargo, en este punto tan terrible de su vida Rafati decidió optar por la sobriedad y por mejorar su vida.

Después de dejar las drogas, fundó "Riviera" un centro de transición para drogadictos y alcohólicos, pero el momento en que realmente cambió todo fue cuando un amigo le habló y le hizo probar los "jugos y superalimentos".

Poco después comenzó a hacer sus propios batidos y venderlos a sus pacientes. "Los hacía para fortalecer a los pacientes", explicó a The New York Times. "Así les daba un poco de fuerza que tanto necesitaban".

Pero estos batidos no solo eran buenos para sus pacientes, eran tan deliciosos que los residentes de todo Malibú comenzaron a comprarlos.

"Mucha gente iba al centro de recuperación solo para disfrutar de uno de mis batidos. Incluso llegó a ser un poco embarazoso, ya que muchas de esas personas no eran parte del programa", comenta.

Entonces, decidió abrir su primer bar de jugos que ahora se ha extendido, convirtiéndose en una cadena en seis lugares diferentes en Los Ángeles.

De vivir en las calles, Rafati ahora es millonario gracias a la cadena. Sin embargo, nunca se olvida de su pasado y contrata a personas para trabajar en las tiendas que necesitan el tipo de ayuda que estaba buscando hace 13 años.

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