Portada  |  09 enero 2018

Holocausto: tatuó el brazo de la prisionera que se convertiría en su esposa

El "tatuador de Auschwitz" Lale Sokolov grabó en el brazo de Gita Fuhrmannova su número de prisionera del campo de concentración nazi. Luego se casaría y tendría un hija con ella.

Internacionales

La historia de amor nacida en medio del horror del Holocausto fue revelada por el libro "El tatuador de Auschwitz", de la escritora Heather Morris, que se publicará en el Reino Unido el 11 de enero.

Ludwig "Lale" Sokolov conoció a quien se convertiría en su esposa un día de julio de 1942. En el libro, Morris relata que cuando esa muchacha se presentó para ser tatuada sintió horror. Había algo en esa joven y en sus ojos, contó. Quería evitar esa tarea, pero su jefe -un francés llamado Pepan- lo obligó para no desatar la ira de los nazis. Fue en ese momento que se tatuó su "número en el corazón", según contó el hombre a Morris.

El número que tuvo que grabar el 34902. La mujer, descubrió después, se llamaba Gita Fuhrmannova y estaba en el campo de mujeres de Birkenau.

Al poco tiempo, gracias a la ayuda del guardia SS que lo supervisaba, empezó a intercambiar cartas con Gita. Luego logró conseguirle raciones de comida extra y hacer que fuera trasladada a un sitio mejor de trabajo en el campo.

Sokolov había llegado a Auschwitz unos meses antes, en abril de 1942. Tenía 26 años. Nacido en Eslovaquia de familia judía -su apellido era Eisenberg- se había ofrecido a los nazis para ser enviado al campo con la esperanza de salvar al resto de su familia. Pero sus padres murieron en el campo unos meses antes de su llegada, sin que Sokolov jamás se enterara, reveló la extensa investigación que Morris llevó a cabo para confirmar la historia.

Él también, cuando llegó al campo, fue marcado con un número: 32407.

Pero poco después, "Lale" se enfermó de fiebre tifoidea. Lo cuidó un francés llamado Pepan, el mismo hombre que le había tatuado el número al llegar a Auschwitz. Pepan lo tomó bajo su protección y le enseñó el oficio. Hasta que un día desapareció.

Fue entonces que "Lale", gracias a su conocimiento de los idiomas -eslovaco, alemán, ruso, francés, húngaro y polaco- fue elegido por los nazis para ser el nuevo tatuador del campo.

El procedimiento se llevó a cabo sólo en Auschwitz y en los campos secundarios de Birkenau y Monowitz.

En 1945 Gita pudo dejar el campo antes de la llegada de los rusos. Poco después, hizo lo mismo Sokolov, quien regresó a su ciudad de Krompachy en Checoslovaquia, donde se reunió con su hermana y el resto de su familia.

Pero él quería reencontrar a Gita. Viajó a Bratislava en una carroza, esperando poder encontrar a la mujer. Esperó en la estación de trenes durante semanas, hasta que el jefe de la estación le dijo que intentara en la sede de la Cruz Roja. Cuando se dirigía allí, una mujer se paró frente a su caballo. Era Gita.

Se casaron en octubre de 1945. Pero el hombre fue detenido poco después por enviar dinero en apoyo al estado de Israel. Entonces dejaron el país: Viena, París y finalmente Australia, donde vivieron el resto de sus vidas en Melbourne. Él comenzó un negocio en la industria textil, ella diseñaba vestidos. Tuvieron un hijo en 1961.

"Este hombre guardó su secreto porque creía equivocadamente que tenía algo para esconder", explicó Heather Morris, quien para ganarse su confianza visitó al hombre varias veces a la semana durante tres años hasta su muerte en 2006. "Lale" tenía miedo de ser visto como un colaborador de los nazis y guardó su secreto, que para él se había convertido en una carga.

Fue sólo tras la muerte de Gita en 2003, cuando ya no había nadie para proteger, que se animó a contar su historia.

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