Francia registró este jueves un nuevo récord de 41.622 nuevos casos de COVID-19 en las últimas 24 horas, es decir 15.000 más que el día anterior, lo que evidencia un deterioro de la situación sanitaria. De esta manera la cifra total de contagios asciende a 999.043.
Además, fueron comunicados otras 165 nuevas muertes y ya son más de 34.000 las víctimas fatales desde el inicio de la pandemia.
Frente a este contexto, el premier Jean Castex advirtió que "la situación es grave en Francia" y que "las próximas semanas serán duras".
Por este motivo, informó que el toque de queda nocturno en vigor en las mayores ciudades del país se ampliará este sábado a gran parte del territorio y afectará a 46 millones de personas durante seis semanas.
"La progresión de la epidemia nos lleva a extender las medidas de toque de queda a 38 nuevos departamentos y una comunidad en el extranjero. En estos territorios, el toque de queda se aplicará de 9 p.m. a 6 a.m. Estas reglas entrarán en vigencia a partir de la medianoche del viernes", anunció el funcionario.
Por su parte, el ministro de Salud, Olivier Véran, indicó que aunque el virus circula más lento que en marzo, aún sigue siendo "alarmante" y se teme que los fallecidos aumenten y los hospitales vuelvan a verse presionados.
"Sin ninguna medida, dentro de 15 días habría más de 50.000 positivos al día", sostuvo, tras pedir responsabilidad a los ciudadanos para reducir la circulación del virus.
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