Portada  |  04 diciembre 2019

"Yo soy el peluquero de la cárcel", otra confesión con Mauro Szeta

Hoy te vamos a presentar a Jonathan Lucas Matías Ceballos, de 37 años. Fue condenado a perpetua por un homicidio que dice no haber cometido, actualmente apeló la condena y se encuentra en revisión.

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Vivió en San Martín, en el barrio Libertador, y luego se fue a San Miguel. Sus padres se separaron cuando tenían 6 años. Tiene nueve hermanos, él es el mayor y el único que se dedicó a delinquir. Fue al colegio hasta segundo año del secundario y luego dejó para empezar a trabajar como carnicero.

Su primer robo fue producto de un problema económico: “empecé a robar por una necesidad de un momento, mi mujer estaba embarazada, no tenía un mango y salió ir a robar con unos pibes del barrio que robaban cosas menores: asaltamos a un prestamista, un trabajo entregado. Como ví que el delito se pagaba igual si era una bolsa de una vieja que un banco, empecé a pensar grandes objetivos”, cuenta.

Empezó a robar lugares que estuvieran asegurados. “Si hacíamos una sucursal bancaria, uno apuntaba a un policía de la garita, otro a la gente y el último entraba y se llevaba la plata”, relata.

Las salideras bancarias eran diarias. “Cuando vos vas a robar necesitas que la o las víctimas estén tranquilas, no hay que hacerla poner nerviosa cuando están en el piso”, cuenta.

Una vez durante el robo a una joyería tuvo que tirotearse con la policía para poder escapar. “En la balacera dejamos heridos a 18 policías, yo estaba con chaleco e igual recibí cuatro balazos; el auto quedó como un colador. De ahí nos llevamos varios Rolex (los relojes de alta gama). Estando detenido me crucé en un penal al mismo policía que estuvo a cargo del operativo; yo era el peluquero de la cárcel y él se acercó para cortarse el pelo. Cuando lo vi le dije ´¿qué hacemos, lo seguimos o lo dejamos acá? Él me contestó que lo dejábamos ahí´.

El 20 de agosto de 2008 intentó robar el banco Galicia de Merlo, “el robo lo hice, pero me imputaron un homicidio que yo no hice, ni tuve que ver. La policía me tenía como objetivo, me seguían todos los policías de la zona. Me empapelaron con esta causa por el robo al Banco Francés de General Rodriguez; como salimos caminando por la puerta de adelante; el jefe de calle lo tomó como un insulto y me la tenía jurada. Yo fui ladrón, pero no homicida, el delito que se me imputa no lo hice”, asegura.

En la cárcel terminó el secundario e hizo múltiples cursos universitario, es el peluquero de la cárcel. Tiene cuatro hijos a quienes ve regularmente.

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