Portada  |  31 julio 2019

"Yo fui un patovica violento": una nueva confesión con Mauro Szeta

Procesado por lesiones graves agravadas, Leandro Javier Valle pidió perdón desde la cárcel y dijo que no es un delincuente.

Informes Especiales

Leandro Javier Valle tiene 32 años y está detenido desde mediados de febrero procesado por lesiones graves agravadas.

Fue al colegio y trabajó toda su vida en el rubro de la construcción, donde comenzó ayudando a su padre. Como la plata no le alcanzaba, decidió complementar sus ingresos con un trabajo como seguridad del boliche Jesse James. Trabajó durante dos meses, hasta la noche que lo llevó a prisión.

“Ese día había sido una noche normal, había tenido un inconveniente con un grupo de chicos que estaban muy alcoholizados, pero los sacamos sin problemas. Yo no tomaba cuando trabajaba, pero cuando salía me iba a la plaza cercana a tomar una cerveza antes de ir para mi casa. Ese día cuando salí del trabajo me encontré con un amigo que estaba con dos chicas y me quedé con ellos. Los pibes que había sacado del boliche vinieron al mismo quiosco que estábamos y empezaron a decirle barbaridades a las chicas. Les pedimos que la cortaran y no nos hacían caso, empezaron a insultarnos y a armar quilombo, querían pelear, pero no se acercaban. Hasta que empezamos a pelear, yo le pegué a uno que cayó al suelo y después lo levanté. Pensamos que había terminado todo y uno de ellos agarró un par de cascotes y nos empezó a revolear las piedras, a mi amigo le estrellaron un adoquín en la pierna, ahí los empezamos a correr. Lo que se ve en el video es la última parte”, explica.

El video muestra a un grupo de chicos corriendo por la calle, uno cae por un golpe de Valle y luego lo golpea con un palo en el rostro. “Yo me hago cargo, le pegué con el palo y le abrí la pera; pero los golpes más fuertes se los dio el que era menor de edad que estaba con las chicas”, cuenta. El chico que lo acompañaba le empezó a dar patadas en la cabeza y en el pecho. Las lesiones del agredido fueron gravísimas, estuvo al borde de la muerte. A Valle la policía lo detuvo casi inmediatamente de sucedido el hecho.

“Yo lo que quiero es pedir perdón”, dice llorando. “Yo no soy un delincuente, a mi hijo le dijimos que estoy de viaje por trabajo. A mí estar acá adentro me destruyó, yo estaba al día con las cuentas para mantener a mi hijo y mi pareja con su hijo, al que considero mio, ahora tengo una deuda enorme que no sé cómo voy a remontar”, dice. En la cárcel aprovecha su tiempo pintando y arreglando los espacios comunes, mientras espera una resolución que lo deje en libertad.

Sergio Costanzo, la víctima del ataque, estuvo en gravísimo estado. Si bien no tuvo ninguna secuela física, continúa con tratamiento psicológico. Por recomendación de su psicóloga, todavía no vio el video.

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