Portada  |  16 enero 2019

"Yo, el protagonista del horror": confiesa el hombre que mató a sus padres

Leandro le contó a Mauro Szeta el calavario de su vida y cómo terminó convirtiéndose en un asesino. Procesado por doble homicidio, mató a su madre y su padrastro pero todavía no está condenado.

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Nació en Chaco, en la localidad de Saenz Peña. Con su padre biológico casi no tuvo relación. Su madre, Mónica, decidió venir a probar suerte a Buenos Aires y empezó a trabajar como empleada doméstica en un country, allí conoció Ricardo. Fueron a vivir al barrio Falcón en Del Viso.

Leandro cuenta que tuvo una vida sin sobresaltos hasta los 14 años; según su relato, allí se dio cuenta que su madre y su padrastro “eran ludópatas y cocainómanos”; él los llamaba por sus nombres, no sentía afecto por ellos. Ese mismo año, la pareja tuvo mellizos: un varón y una nena, Ignacio y Estefanía; a los que él quería con devoción.

La hija de Ricardo, Karen, se fue a vivir también con ellos. Empezó a tener una relación afectuosa con Leandro y con los años se pusieron de novios; tanto Ricardo como Monica estuvieron de acuerdo con la relación.

Leandro es discapacitado y tiene una pensión de por vida producto de una enfermedad denominada colitis ulcerosa por la que le debieron extirpar el intestino y realizarle una colostomía, está medicado de por vida. Tras la operación estuvo internado durante seis meses en el Hospital Austral de Pilar y en ese momento recuerda haber intentado quitarse la vida.

"En mi casa había mucha violencia, además de los golpes entre ellos, maltrataban mucho a mis hermanitos, los denigraban; a mí además me decían “El discapacitado”, recuerda. En su narración, asegura que intentaba darles a los chicos otra vida llevándolos a un club cercano.

“Ellos querían tener a los chicos como esclavos, los hacían juntar basura y Ricardo decidió que irían al colegio sólo hasta séptimo grado y que después saldrían a trabajar, cuando vieron que yo intenté salvarlos el maltrato hacia ellos fue a un peor”. Ahí comenzó a notar una severa desmejoría en su hermana Estefanía, a quien se le caía el pelo, y tenía problemas en su dentadura, y empezó a preocuparse por la deteriorada salud de la menor.

Siguiendo con su línea argumental, el infierno en la casa era tal que él se ofreció, junto a Karen, hacerse cargo de los chicos, fue a un juzgado de familia donde le dieron la razón pero le rechazaron la tenencia por su discapacidad y la imposibilidad económica para hacerse cargo de los menores. La relación con Karen llevaba 4 años; ella trabajaba como empleada en un shopping de Pilar y él estaba cursando el CBC de Medicina. Todos convivían en la misma casa.

El día que ocurrieron los asesinatos cuenta que escuchó a Ricardo decirle a Mónica, su madre, que cuando se fueran Karen y él (Leandro) tendría sexo con su hija menor, Estefania. Allí Leandro explotó, entró en el cuarto y se enfrentó a los golpes con su padrastro, su madre lo agarraba desde atrás y trataba de tranquilizarlo hasta que un golpe del padrastro lo tiró al suelo.

“Mónica estaba arriba mío y me decía tranquilizate, no podés hacer nada, no son tus hijos”. Terminada la pelea, Leandro fue a su cuarto y agarró un revolver 9mm que tenía y es lo último que recuerda. “Ahí se me puso todo blanco, no me acuerdo más nada: por momentos me vienen imágenes de fuego y los dos cuerpos tirados, pero nada más”. Leandro también admite que cuando era adolescente había tenido alucinaciones y tuvo tratamiento psiquiátrico.

Las crónicas de la época hablan de un crimen atroz, durante 13 días ocultaron los cuerpos, los prendieron fuego e intentaron quitar los restos de los cuerpos en 16 bolsas.

El allanamiento y la detención de Leandro y Karen llegaron doce días después por la denuncia de desaparición que hicieron los hermanos de Ricardo. “En ese allanamiento encontraron tres pedazos de carne del tamaño de una pelota de futbol 5”, dice sin inmutarse. Leandro aclara que no hubo canibalismo ni necrofilia.

En las declaraciones testimoniales, Karen dijo que durante 13 días tanto los hermanitos menores como ella estaban amenazados por Leandro, él sólo recuerda haberlos llevado a comer a McDonald's.

Karen fue imputada junto a Leandro por homicidio agravado por el vínculo y homicidio simple, estuvo detenida pero con el tiempo le dictaron falta de mérito. “Es que yo me hice cargo de todo, ella no tiene nada que ver”, asegura Leandro.

Hoy Leandro no tiene ningún tipo de visita y rompió la relación con Karen, lo único que le interesa es saber el paradero de sus dos hermanos menores. El juicio comenzará en mayo.

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