Portada  |  21 diciembre 2018

Reto al destino: cumplir el sueño de llegar a la universidad

Son testimonios de la primera generación de universitarios de sus familias.

Informes Especiales

Erica Nuñez se acaba de recibir de abogada en la USI. Tiene 23 años y cumplió con todas las materias en tiempo y forma.

Su familia está formada por su mamá y sus 3 hermanos. Ellos siempre fueron incentivados a estudiar por pedido de su madre que se quedó sola con sus cuatro hijos y los crió como pudo, pero haciendo muchos esfuerzos para que nunca les falte nada.

Rosa, la mamá, trabaja en una empresa de limpieza hace 20 años, nunca falta, ni cuando llueve, ni cuando se enferma, este es el ejemplo y los valores que les transmitió a sus hijos y que ellos respetan ante todo. Erica se recibe de abogada y es la primera universitaria de la familia, el orgullo es mucho y su esfuerzo también lo fue. “Las realidades de mis compañeros eran diferentes, me acuerdo de las charlas que había antes de la clase y se hablaba de quién tenía el mejor celular, quién tenía la mejor camioneta y para mí era duro, me enojaba, pero igual seguía para adelante porque tenía claro lo que quería.”

“Este título es de mi mamá, ella no pudo estudiar y por eso quería que nosotros tengamos esa posibilidad.”

Después de 5 años durmiendo como podía, estudiando cuando encontraba un tiempo libre después del trabajo, Erica termina su carrera, totalmente orgullosa de haber cumplido con sus sueños, de haber podido elegir que estudiar y poder elegir en un futuro un trabajo que la haga feliz y donde pueda aplicar todos los conocimientos que fue adquiriendo en estos años.

La posibilidad de seguir una carrera para Erica, llegó de la mano de la fundación Integrar, ellos le pagaron una beca para que haya podido estudiar y que hoy se pueda recibir. Además del acompañamiento económico es muy importante la ayuda que se les da con tutores que acompañan a los 370 estudiantes que hoy cursan distintas carreras en distintas facultades.

Luis también tiene un contexto de vulnerabilidad, su padre es pintor y su madre portera en una escuela del barrio La Cava, en Beccar. Luis estudia Diseño industrial, tuvo que dejar hace unos años porque fue padre y necesitaba un trabajo para mantener a su hijo. Después de pasar por varios trabajos e intentar con otras carreras que le aseguraran un futuro económico diferente, volvió a su amor por el diseño. Este año volvió a cursar la carrera y espera recibirse rápido para hacer lo que gusta y poder cumplir el sueño de su familia. “Ellos tienen que ser mejores que sus padres, tienen que estudiar, y después con un título que hagan lo que quieran” Dice José Luis refiriéndose a sus tres hijos.

Para su familia era difícil poder pagar esa carrera, Luis reciclaba maquetas y usaba los materiales que sus compañeros descartaban y además hacía algún trabajito que conseguía para pagar los viáticos y las fotocopias. Hoy hace un gran esfuerzo por seguir adelante y por cumplir el sueño de sus padres y el suyo propio.

Erika Paredes es hija de María, empleada doméstica y Eligio, albañil. Ellos viven en el barrio San Cayetano, en Beccar. Cuando terminó el secundario no sabía que elegir, pero sus padres siempre le inculcaron que siga estudiando para poder elegir el trabajo que quisiera, ellos no habían tenido esa posibilidad. Erika estudia la Licenciatura en RRHH en la UADE, también trabaja en una empresa de consumo masivo aplicando su carrera. Ya le falta poco para que llegue el día en que se va a recibir. Pamela, su tutora, espera igual de ansiosa ese momento. Juntas comparten técnicas de estudio, resúmenes y también consejos laborales. “Cuando terminó el secundario no sabía qué carrera elegir, pero me decidí por administración porque mi colegio tenía esa orientación. Hoy hice un cambio de carrera y me orienté en Recursos Humanos, mi tutora me ayudó mucho a tomar esa decisión y me acompañó en todo el proceso.”

Todos ellos tuvieron la posibilidad de cambiar el destino, de forjar un futuro distinto y de elegir un nuevo rumbo para sus vidas. Todo cuesta, pero la educación es lo que les permitió formarse profesional y personalmente.

Integrar ya cuenta con 50 egresados de distintas carreras en sus 11 años de vida, ayudando a cambiar el futuro de chicos en situación de vulnerabilidad social. Ellos trabajan en Ciudad Oculta, Villa 21-24, Villa 31 y en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.

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