Portada  |  26 julio 2018

#LosInvencibles Bailar para desafiar los límites: Gabriela, "la mujer maravilla"

Desde su silla de ruedas descubrió su talento al ritmo del 2x4 y su felicidad brota cada vez que sube al escenario, tal como sucederá a partir del 9 de agosto cuando participe por cuarta vez del Mundial de Tango. Conocé la historia de una invencible.

Informes Especiales

Por Gabriela Cerioli

A punto de cumplir 40 años, Gabriela Torres se muestra con la firmeza del arte que adoptó: el tango.

Apenas comenzaba a dar sus primeros pasos, sufrió un accidente vial junto a sus padres que la dejó de por vida en una silla de ruedas, esa silla con la que supo mimetizarse al límite de hacerla bailar con ella en muchos escenarios locales e internacionales.

“Con mis papás veníamos de unas vacaciones. Mi mamá estaba embarazada de mi hermano. Yo tenía 2 años. Tuvimos un accidente automovilístico que significó un quiebre para la familia”, explica, lejos de cualquier compadecimiento, queja o acusación.

El accidente “fue un quiebre” –tal como ella lo define- que marcó un antes y un después. “Tuvimos que acomodarnos. Empezamos a buscar todas las adaptaciones a la nueva vida. Por ejemplo, tuvimos que mudarnos a una casa en planta baja”, cuenta a Telefe Noticias.

En su familia siempre se buscaron soluciones y entre todos salieron adelante.

Gabriela fue una escuela en la que la asociación cooperadora construyó una rampa para que pudiera acceder con su silla. Probó deportes. Salió y compartió con amigos. “Disfruté mucho de mi infancia, no recuerdo no haber podido hacer algo”, agrega.

Reconoce que sus padres fueron un pilar importante en su crecimiento y desarrollo: “Me dieron herramientas para que yo me independizara y mi vida fuera completamente normal”.

No menos importante fue el rol de su tía. “Mi tía Betty me trajo un recorte de diario y me sugirió: '¿No te gustaría hacer esto?'”, resalta. La propuesta que llegaba a sus manos era un taller de danza integradora.

Me invitaron a un taller en el entonces Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA). Llegué al aula A, un salón vidriado de pared a pared, con piso de madera, en el que me encantaba estar. Allí me descubrí. ‘Esto es todo lo que yo quiero’, pensé. Y todo lo que no se puede empieza a ser fácil", recuerda.

En el taller, a cargo de los bailarines Demián Frontera y Susana González, “a nadie le costaba llegar al otro. El contacto con la discapacidad era directo, sin ningún miedo”. Y eso a Gabriela la deslumbró.

Descubrir la vocación

“La danza le dio identidad a mi discapacidad. Yo reconozco que puedo bailar, puedo estar arriba de un escenario, puedo ser aplaudida, porque tengo una silla de ruedas. Yo me siento una bailarina en silla de ruedas”, afirma con orgullo.

¿Cómo llegó al tango? “El tango lo descubrí al lado de mi compañero Pablo Pereyra”, cuenta a Telefe Noticias.

“Tuve que empezar a entrenar el oído, buscar temas que pudieran ser adaptados para la silla, mirar parejas de tango para ver cómo lo haríamos”, continúa.

Hoy integra la Compañía de Danza Sin Fronteras. Al bailar tango, se emociona y saca todo el talento que lleva adentro: “Siento libertad, sueño que todo es posible. El tango me permite mostrarme a través de un personaje, una coreografía… La fortaleza y la pasión del tango hacen que sea magia bailando”.

En breve Gabriela y Pablo volverán a participar del Mundial de Tango de Buenos Aires, donde ya se han lucido y han sido ovacionados. “En el Mundial fuimos reconocidos y aplaudidos –recuerda mientras en sus oídos resuena el eco de tantos aplausos al compás del 2x4-; te das cuenta que aplauden al logro”, concluye.

Agradecimiento: La Usina del Arte, Ministerio de Cultura, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

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