Nació y se crio en Floresta, de chico era muy indisciplinado y con sus amigos de la infancia hacían travesuras todo el tiempo. Su madre al ver que se estaba yendo por el camino equivocado decidió ponerlo de pupilo en el colegio Don Bosco. Dice que esa decisión materna le salvó la vida. Su padre mientras tanto trabajaba como chofer de la línea 64.
Tuvo que hacer el servicio militar, estuvo en la Plaza de Mayo el día en el que La Revolución Libertadora bombardeo la Plaza de Mayo dejando un saldo de 300 muertas y centenares de heridos. Cuenta que los militares los obligaban a disparar contra la Casa del Gobierno. Todavía recuerda los maltratos que recibían.
Trabajó en una panadería donde conoció a la que todavía hoy es su mujer: Catalina. Estuvieron seis años de novios y luego se casaron, tuvieron dos hijos y cinco nietos. Luego de la panadería de forma azarosa empezó a trabajar en editorial Losada, al mes lo eligieron mejor vendedor y lo pusieron como coordinador.
Su sueño era tener su propia librería y lo cumplió. Puso su local en Martinez. Hace unos años atrás uno de sus empleados le robó la recaudación y casi se funde. Todavía lo emociona la confianza que le dieron las editoriales para seguir entregándole libros y no tener que cerrar. Durante la última dictadura militar en Argentina, soldados ingresaron intempestivamente para llevarse los ejemplares de Las Venas Abiertas de Latinoamerica que tuviera en el local y llevárselo detenido; no encontraron ningún libro porque los tenía bien escondidos.
Además de su pasión por los libros, Jose María dedicó mucho tiempo a los deportes. Comenzó a correr siendo muy joven pero de forma amateur. A los 62 años se puso como objetivo ser maratonista: empezó corriendo 5000 metros y terminó corriendo 24 km. Empezó a competir en torneos de la tercera edad. Fue campéon latinoamericano y en el último torneo en Costa Rica ganó varias medallas. Con 84 años, el librero nos contó su vida.
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