Diego Schwartzman, el mejor tenista argentino y latinoamericano de la actualidad, nació en 1992 bajo una angustiante situación económica de sus padres: tenían tres hijos pero lo que no tenían era un ingreso mensual sólido. La llegada de ese cuarto hijo parecía, a simple vista, un error no forzado de esos papás. Nada que ver: fue un puntazo a favor de la familia Schwartzman.
En este especial de Telefe Noticias, mamá y papá nos cuentan cómo el "Peque" resultó una bendición para ellos. Tan chiquito y con tanto empuje.
Apenas empezó a caminar, no soltaba la raqueta y se pasaba horas peloteando con papá en el Club Náutico Hacoaj. Hubo que hacer mil sacrificios para que el menor de los hermanos cumpliera su sueño de avanzar en el tenis.
Ricardo fabricó pulseritas que Silvana y el hijo más pequeño vendían en los torneos y en las giras para recaudar fondos.
Fue necesario dormir en hoteles sin ninguna estrella y hasta hubo que desprenderse dolorosamente de la carrocería de un viejo Taunus para poder viajar a un torneo de Juveniles en Córdoba.
El Peque mide 1,70 y hoy les pelea de igual a igual a tenistas que, en algunos casos, superan los 2 metros.
En la etapa de crecimiento le ofrecieron varias veces hacer algún tratamiento hormonal como el que le practicaron a Messi, pero los papás no quisieron. Y, en verdad, mal no le fue. Hoy es el número 14 del mundo y su objetivo es meterse entre los 10 mejores del ranking.
Silvana y Ricardo están cada día más orgullosos de ese pequeño/enorme hombre que criaron. Ellos lo hicieron. Y lo hicieron muy bien…
Mirá también:
- Ellos lo hicieron: María y Carlos, los papás de Martín Palermo
- Ellos la hicieron: Griselda y Omar, los papás de Soledad Pastorutti
- Ellos lo hicieron: Jorge y Raquel, los papás de Manu Ginóbili
Comentarios