Los Pastorutti fueron pilares fundamentales en la carrera de esta pibita que revoleó la historia del folclore argentino y ahora está próxima a cumplir los 40. Telefe Noticias viajó hasta Arequito, el pueblo santafesino donde aún vive Soledad. Allí, en la plaza que está sobre la ruta 92, ya aparece un primer monumento, una primera referencia a la cantante: fue el lugar elegido para arrancar la entrevista con sus papás.
Omar era mecánico en este pueblo y, en un salón bastante parecido al del Club 9 de julio donde por primera vez cantó Soledad, la conoció a Griselda. Profesora de danza, vivía en Los Molinos, un pueblo cercano. Pronto llegaron la Sole y la Nati.
Papá Omar fue el que empujó a su hija a transitar el camino de la música. Antes de darle coraje para que se presentara en el mítico escenario de Cosquín, la llevaba a cuanto festival y a cuanta peña hubiera en la zona. Fue el que la sostuvo en esas madrugadas difíciles cuando a la pobre Sole la hacían subir a cantar tardísimo, ya cuando no quedaba nada de público. “No importa: vos cantá para papá…“, le decía él. Y ella hacía caso. Paradojas de la vida, esta nena que cantaba para papá terminó cantando para Francisco, el Papa…
Griselda no influyó en la vida musical de su hija, pero fue quien mantuvo en funcionamiento el equilibrio familiar. La que se ocupaba de la ropa. De la comida. De las tareas. Y de tener todo listo e impecable para que Soledad, que se acostaba muy tarde los domingos, estuviera en tiempo y forma para ir a clases los lunes a la mañana y arrancar así una nueva semana. Más tarde fue Natalia, la hija menor, la que se incorporó a ese estilo de vida, con miles de kilómetros recorridos en un viejo Falcon y noches durmiendo en cualquier lugar.
Gracias a esos padres hoy tenemos para disfrutarla a la Sole. Vaya entonces el homenaje de Telefe Noticias para Griselda y para Omar. Ellos lo hicieron posible. Ellos la hicieron…
MIRÁ TAMBIÉN
Ellos lo hicieron: Jorge y Raquel, los papás de Manu Ginóbili
Comentarios