“La punta del iceberg de toda la investigación, fue la llamada que realizan los delincuentes a un canal de televisión desde adentro del banco con la idea de tener un vínculo directo con los televidentes. Si bien la comunicación nunca salió al aire, ellos llamaron desde un teléfono fijo de la entidad y le dejaron a la productora un número de teléfono de celular para generar el intercambio. Siguiendo las vinculaciones de ese número telefónico es que llegamos a todos los miembros”, recuerda.
En esa época habían comenzado a implementar un nuevo sistema de rastreo de llamadas que reemplazó al legendario Excalibur, se denomina VAIC y fue plenamente desarrollado por miembros de la jefatura de investigaciones.
“Con ese sistema hicimos un rastreo de 250 mil llamadas en el plazo de un mes, eso nos dio como resultado las conexiones suficientes para aportar las pruebas al fiscal”, asegura Matzkin.
“Algo que fue determinante como prueba fue que todos los teléfonos investigados estuvieron activos antes del ingreso al banco y después del banco, lo que indica que en el momento de que los teléfonos no estaban operativos todos estaban en el mismo lugar, eso se denomina “El silencio que habla”; fue la primera vez que se utilizó esto como prueba en un juicio”, cuenta.
Matzkin declaró en el juicio y proyectó todos los gráficos de los cruces de llamadas como evidencia ante el juez. “Hay que tener en cuenta que esta tecnología era ciencia ficción para ese momento histórico, era imposible que la banda de delincuentes previera su existencia porque desarrollo se inició en 2005; si bien fueron muy profesionales en todo su accionar, este dispositivo los dejó en evidencia”,recuerda.
Texto: Manuel Codegone
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