Por Reynaldo Sietecase
Los peronistas suelen decir que el balcón de la Casa Rosada le pertenece a Juan Perón. Los amantes del fútbol pueden decir que también le pertenece a Diego Maradona.
Estuvo allí en 1979 cuando lo recibió el dictador Jorge Rafael Videla después de ganar el Mundial Juvenil de Japón.
Desató la locura colectiva cuando celebró, en tiempos de Raúl Afonsín, el Campeonato Mundial de 1986 y volvió cuatro años después para festejar el Sub Campeonato de Italia 90 cuando Carlos Menem comenzaba su década en el poder.
El balcón y la Plaza de Mayo, colmada de gente, representan el escenario de la alegría popular. El pacto de amor que Diego tiene con los hinchas.
Un lugar dónde nadie lo discute, ni por sus opiniones ni por sus actitudes.
Un lugar dónde corre apilando ingleses, desde las calles de tierra de Fiorito haste el estadio Azteca. Corre y brilla hasta convertirse en leyenda.
AGRADECIMIENTO: CROQUE MADAME- VUELTA DE OBLIGADO 2155
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