Texto de Pablo Kuperszmit
Y son los que tuvo que cumplir Roberto Funes Ugarte, quien, en una nueva entrega de Contratado por un día, fue ayudante del chofer de un camión atmosférico de la empresa Santa Teresita, en Munro.
Su tarea incluyó visitar dos casas particulares y una estación de servicio, donde tuvo que desagotar las cámaras sépticas y destapar las cañerías, con todo lo que eso implica.
Es que no sólo se trata de estar expuesto a olores nauseabundos. También de correr el riesgo de contraer diferentes enfermedades. Tanto que se la considera una actividad insalubre. Por eso la edad para jubilarse es los 55 años.
“Al principio cuesta mucho, pero con el tiempo te vas acostumbrando hasta al olor”, cuenta Rubén, uno de los choferes más antiguos de la empresa.
Los ayudantes, el puesto más bajo dentro del rubro, trabajan ocho horas de lunes a viernes y 4 los sábados, a cambio de un sueldo promedio de 35 mil pesos por mes.
Pertenecen al Sindicato de Camioneros y son todos hombres. No hay estadísticas sobre cuántos hay exactamente en todo el país, pero sí se sabe que son muchos menos que hace décadas.
Es que, aunque todavía hay un 40% de la población que no tiene acceso al servicio de cloacas, la red se fue ampliando en las últimas décadas y la demanda decayó mucho.
Cada equipo está integrado por un chofer y un ayudante, que, en promedio, hacen cinco servicios por día.
Antes de volver a sus casas tienen una cita obligada con la ducha. Por una cuestión de higiene y porque, por más medidas de seguridad que se tomen, el olor se impregna hasta en la piel. Aunque –como dicen- ellos se acostumbren.
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