Portada  |  18 julio 2019

Contratado por un día: Roberto Funes Ugarte se prueba en una fábrica de pastas

El detrás de escena de un clásico para los argentinos y una historia de amor en medio de la tragedia.

Informes Especiales

Ravioles, ñoquis, canelones... Las pastas son un clásico en la mesa de los argentinos. Pero, como todo, tienen un detrás de escena que pocos conocen, la vida sacrificada de quiénes las fabrican a puro sudor.

Para descubrirlas, en un nuevo capítulo de Contratado por un día, Roberto Funes Ugarte se convirtió en oficial pastero de la fábrica El Águila, en Villa Luro, donde además se encontró con una increíble historia de amor: la del dueño, Jorge, y Teresa, a quién él conoció cuando, escapando de su adicción a las drogas, viajó a ofrecer ayuda humanitaria a un campo de refugiados de Rwanda.

Jorge se enamoró a primera vista de ella y, seis meses después –tal como le había prometido- volvió al campo de refugiados, pero para casarse y regresar juntos a la Argentina.

Veinticuatro años después, tienen tres hijas. Teresa también tiene, imborrables, los recuerdos de aquella tragedia que, en medio de una cruenta guerra civil, se llevó a buena parte de su familia.

La historia de Jorge y Teresa, un amor que ganó todas las batallas:

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Pero ella y Jorge ahora viven el presente. Un presente que arranca todos los días a la madrugada para poner en marcha la fábrica. La producción se inicia con la descarga de todos los insumos, desde la harina -en bolsas de 50 kilos- hasta las verduras que se utilizan para hacer los rellenos.

Después es el turno de preparar la masa y fabricar los distintos productos. El proceso está bastante tecnificado, pero igual exige un gran desgaste físico, ya que implica estar ocho horas parado y haciendo fuerza.

En todo el país hay 2 mil fábricas de pasta registradas -la informalidad, sobre todo en el interior del país, es alta- que generan 8 mil puestos de trabajo, el 35% de ellos ocupados por mujeres.

Trabajan 48 horas semanales -8 por día- gozan de un solo franco -por lo general los lunes- y perciben un sueldo promedio de 24 mil pesos.

Están nucleados en dos gremios, el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Pasta y el Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera.

Los argentinos consumimos, en promedio, 9,1 kilos de pasta per cápita por año, lo que posiciona al país en el sexto puesto de un ranking mundial que encabeza Italia.

Los fideos secos son los más consumidos, seguidos por los ravioles de pollo y verdura, la vedette de las pastas frescas.

Pero detrás de todo, como telón de fondo, estás las historias de vida de quiénes día a día los fabrican. Historias conmovedoras. Como la de Jorge y Teresa.

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