En un nuevo capítulo de Contratados por un Día, Roberto Funes Ugarte se probó como obrero de la construcción, en un trabajo que demanda esfuerzo y mucho cuidado.
Todos los días desde las siete de la mañana 400 trabajadores pasan diez horas construyendo un edificio de 16 pisos de hormigón con sus propias manos. Algunos llegan desde zonas muy alejadas, motivo por el cual tienen que viajar durante horas y levantarse por la madrugada.
Pitu es carpintero, trabaja en el rubro hace varios años y él mismo se compró sus herramientas porque -según contó- “la empresa no siempre te las da y el día que terminás el edificio, tenés otra obra y sin herramientas no podés trabajar.”
Trabajar como obrero de la construcción es duro, todos se enfrentan al calor extremo en verano y al frío intenso en invierno. Pero además, trabajan en altura y a manejan maquinarias y herramientas riesgosas.
Medina trabaja hace ocho años en la construcción, vive en la villa 1-11-14 junto con su mujer y su hijo y dice que cuando llegó al rubro de la construcción no sabía nada, pero se esforzó y fue aprendiendo el oficio con el correr de los años. “En Paraguay es complicado porque no hay trabajo, me vine para acá y un amigo me consiguió trabajo en esto”, cuenta.
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Hace cinco años que trabaja con la misma empresa y reconoce que es algo que no siempre pasa. En los últimos tres meses se perdieron alrededor de 5.000 empleos.
En el país hay 380.000 trabajadores afiliados a la Uocra, que tienen origen en Argentina, luego siguen los bolivianos y por último los paraguayos. Los sueldos no son abultados, ganan alrededor de 15.000 pesos por quincena.
La vida de obrero de la construcción es muy sacrificada, todos los obreros pasan horas y horas trabajando y coinciden en el poco tiempo que comparten con sus familias, razón por la cual por el cual se pierden cumpleaños, actos escolares, eventos familiares, pero el trabajo es lo más importante y sus familias están acostumbradas a esto.
Sin embargo, cuando pasan por una obra en la que participaron les cuentan, orgullosos, a sus hijos que ahí estuvieron allí trabajando y que esas paredes fueron hechas por sus propias manos. Entonces, todo parece de repente cobrar sentido.
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