POR MIGUEL BOSSIO
Y de pronto, el puente entre La Boca y Liniers se llenó de gente desquiciada: nadie baja un cambio, todos avanzan y suben la apuesta. El Zárate Caso Largo corre serio peligro de derrumbe y la responsabilidad es y será de todos. A saber…
De Mauro Zárate, pero no por haber cambiado de equipo ni tampoco por no haber cumplido su palabra de “acá sólo juego en Vélez”: el que esté libre de no haber cambiado nunca de opinión que tire el primer penal…
Hasta lo del desaforado grito de gol en la agónica definición podría tener cierto justificativo: venía con mucha tensión, lo habían insultado en su ex casa, necesitaba desahogarse y bla bla bla.
Lo que estuvo realmente fuera de lugar fue el haber declarado “Pasó el equipo grande”. Innecesario. De mal gusto. Y menos, en este contexto.
De los hinchas que en Vélez pisotearon el himno argentino y cantaron “traidor” en lugar de entonar “Oh juremos con gloria morir”. Y ni hablar de aquellos cobardes que llegaron a meterse con la familia del delantero, incluyendo una amenaza de bomba al Jardín de su hija.
De los de Boca que elevan a Zárate a una categoría de ídolo que lejos aún está de alcanzar. En cuestión de horas, algunos parecen verlo como la reencarnación de Riquelme y Palermo. Paren un poco…
De los que pasan por la fogata con un bidón de nafta chorreando.
José Luis “Tú no has ganado nada” Chilavert tratando a Zárate de “desagradecido y fracasado”.
Daniel Angelici tuiteando “El único grande”.
Raúl Gámez, ex presidente de Vélez, diciendo “Mauro es un boludito cuando hace esas cosas”.
El Pipa Benedetto opinando que su compañero “está disfrutando jugar en un equipo grande”.
Natalie Weber saludando a su marido por el Día del Futbolista con fotos de Mauro con todas las camisetas que vistió, menos la de Vélez…
El Roly Zárate, hermano mayor y representante de Mauro, poniendo estados de Whatsapp como “Lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos”, “La sangre te hace pariente, pero la lealtad te hace familia”, “La traición, el engaño y la mentira es tu forma de ser” y “Con los Judas no se pelea, ellos se ahorcan solos”.
¿No será demasiado? ¿Es para tanto? ¿No hay nadie acaso que se digne a parar la pelota?
En un fútbol alocado y cambiante, todo empezó con un jugador que cambió de equipo y el caso se extendió demasiado. Ahora se convirtió peligrosamente en el Zárate Caso Largo.
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