Diego llegó y el mundo se movilizó. Diego se fue, 60 años después, y el mundo se paralizó. Así fue su vida. Maradona te movilizaba. Maradona te paralizaba. Él pasaba y el suelo temblaba. Él entraba y ya nada era lo mismo. Convertía en mil ruidos hasta los silencios más profundos.
Mi última foto con él fue a fines de 2016, en Zagreb, Croacia. Habíamos viajado para cubrir la final de la Copa Davis contra los croatas. Pensábamos hablar del drive de Delpo, del revés de Cilic, de la hasta entonces tan esquiva Ensaladera de Plata. Y en eso andábamos ese viernes de noviembre cuando de pronto, cayó Maradona... Y ya nada fue lo mismo: la cobertura viró obligatoriamente hacia la número 5. Ya no era tenis: se trataba del rey del fútbol viendo tenis. Perdón, Delpo, pero llegó Diego...
Desde su palco nos vio y nos hizo subir. Pero como Maradona nunca fue fácil, nos costó llegar hasta él. No había manera de acercarnos, hasta que la generosidad del colega Miguel Simón nos hizo encontrar la famosa escalera que llevaba hasta Diego. Entramos al palco junto al camarógrafo Javier Caudana, el Peludo, y hubo que esperar a que terminara el partido de Juan Martín Del Potro. Ahora sí, la nota prometida con Telefe Noticias. No, el hombre tiró una gambeta y amagó con irse a lo Maradona, llevándose el mundo por delante. Por suerte, la Seguridad no lo dejó salir del palco porque lo esperaba un planeta de gente. Como siempre. Ahí recién hicimos la nota. Larga. Hermosa. Divertida. Misión cumplida. Recién ahí, al final, la foto. Fue la última. Fue la que tanto nos moviliza y la que guardaremos hasta el día que nos vayamos de este mundo al que hoy paralizó Maradona.
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