POR MIGUEL BOSSIO
Ponele que Thiago y Mateo se quedaron jugando con papá hasta tarde. Y que Ciro, el más chiquito, no se durmió hasta pasada la medianoche en Barcelona. Y que Leo –sí, Leo Messi—tuvo ganas de ponerse a ver Vélez-Boca a la 1 de la madrugada. El tan promocionado “Vélez-Zárate” por la Copa de la Superliga. Imaginátelo solo, en un amplio sofá: la Pulga frente a una tele de 1000 pulgadas…
El sábado había sido el Día del Himno Nacional y por eso en la cancha de Vélez hubo una banda militar que lo interpretó antes del partido. Como en los Mundiales. A Leo seguro le corrió un cosquilleo por el cuerpo: aunque de a ratos no lo demuestre, Messi es más argentino que todos nosotros juntos. Cuando empezaron los primeros acordes y hubo que cantar, muchos hinchas de Vélez eligieron cambiar la letra. En lugar del “Oíd mortales el grito sagrado” se escuchó “El que no salta es un traidor”. Por Mauro Zárate, ex hijo pródigo de Liniers que tuvo la osadía de decir que en Argentina sólo jugaría en Vélez y un día se mudó a La Boca.
Ponele que Messi vio toda la secuencia. Hinchas desaforados cantando contra Zárate en medio del himno. Como si Zárate fuera más importante que Vicente López y Planes y que Blas Parera juntos. Carteles que decían “Ya te vas a romper, traidor”. Nández, jugador uruguayo de Boca, que miraba y escuchaba sin poder creer esta sonora locura argenta.
El partido (0-0) fue tan malo que, si acá a la hora de la cena daban ganas de apagar la tele, imaginate lo que habrá sido en la madrugada catalana. Ponele que Messi haya visto un rato y se haya ido a descansar. Seguro que, antes de pegar un ojo, habrá llegado a la misma conclusión a la que llegamos acá: “Pensar que muchos de éstos son los que me putean a mí por no cantar el himno…".
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