El nombre del prematuro descubridor es Martín Landini, que realizó el hallazgo este sábado cuando se encontraba jugando junto a su padre, Luis, en la playa.
Los restos se encontraban en el barrio Santa Elena, ubicado a 2 kilómetros al sur de la localidad de Santa Clara del Mar y 15 al norte de Mar del Plata. Pero lo curioso es que, según explicó el paleontólogo Matías Taglioretti, del Museo de Ciencias Naturales “Lorenzo Scaglia” de Mar del Plata, el hallazgo no fue azaroso sino que el padre y el niño estaban realizando una búsqueda.
"Desde hace tres años, desde la página de Facebook Paleontología Mar del Plata, invitamos a hacer salidas con la comunidad” y a partir de eso el nene y su padre “estuvieron buscando restos el sábado pasado y dieron con este hallazgo”, celebró el investigador.
Taglioretti también expresó a la prensa que “se trata de cerca de 1.500 huesos de pequeños animales, que pueden ser de aves rapaces, sapos, ranas o roedores”.
Además explicó que los restos son conocidos científicamente como egagrópilas, bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que expulsan de su boca algunas aves carnívoras, y que según los datos que obtengan al analizarlos, podrán "determinar a qué ejemplares pertenecían”.
Este tipo de hallazgo "escapa a la regla, ya que generalmente se encuentran huesos de animales grandes”, indicó el investigador, y contó que este martes se extrajo un bloque de 60 por 60 centímetros y de 40 centímetros de espesor con esos pequeños huesos.
El científico explicó que la antigüedad se determina "por cronología relativa, es decir 'más viejo que o menos viejo que, porque no tenemos datos radiométricos ya que el sistema denominado carbono 14, que se emplea en la datación de especímenes orgánicos, puede determinar hasta 40.000 años de antigüedad”.
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