Sheila Ayala tenía 10 años y su desaparición había provocado profunda tristeza entre sus compañeros de cuarto grado, que esperaban volver a verla pronto.
“Princesita, te esperamos”, dice una de las fotos, donde se ve a la nena que desapareció el pasado domingo en el barrio Trujui, de San Miguel, cuando se encontraba en la casa de su padre, donde jugaba con sus amigas en la puerta de la casa. Sheila ayudaba a su mamá, iba a una iglesia evangélica y soñaba con algún día convertirse en bailarina. Pero la muerte llegó muy pronto y de la peor forma.
Su maestra, previo al hallazgo del cuerpo, habló con Telefe Noticias y contó que Sheila era una nena "cariñosa, sonriente y participativa". "Siempre pidiendo abrazos, besos, con una asistencia perfecta, muy pendiente de sus hermanitos chiquitos, que iban al mismo colegio. Siempre asistió al colegio con su familia". Cuatro días después de su desaparición, este jueves se conoció el peor y más desconcertante final: el hallazgo de su cuerpo sin vida y la confesión de sus tíos, autores del crimen.
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