Portada  |  05 febrero 2019

Femicidio, las otras víctimas: "Mi cuerpo me pasa factura del dolor, de la ausencia"

En el 2017, más de de 200 chicos quedaron huérfanos. Esther Robledo es la mamá de Florencia Albornoz, asesinada por su marido, el 17 de enero de 2010 en Quilmes.

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Florencia Albornoz tenía 22 años el día que fue asesinada por su pareja el 17 de enero de 2010 en Quilmes. Miguel Ángel Mazó la mató a ella y también a Ernesto Escudero, uno de sus amigos con quien se encontraba en su casa. Casi nueve años después, el horror todavía está presente para Esther Robledo, su mamá, quien a sus 67 años se ocupa de sus nietos Lara y Valentín.

Esther todavía no pudo llorar a su hija porque tiene que estar fuerte para los chicos, que hoy son casi adolescentes. Les prepara el desayuno, los viste, los cuida y los lleva a la escuela como si fuera una madre más, la que su propio padre, hoy preso, les arrebató de sus vidas. El femicida era policía de la comisaría Nª 1 de Quilmes y en el 2012 fue condenado a 18 años de cárcel. "Mi cuerpo me pasa factura del dolor, de la ausencia, es volver a matar a Florencia, cada mujer que matan, es mi hija", dice Esther, sobre las angustia que siente cada vez que se entera de un nuevo femicidio. 

"El día que enterré a Florencia me senté en el medio y Valentín y Lara nos miraban como diciendo ‘qué pasa’, y teníamos que hablar, la única que faltaba era la mamá", cuenta a Telefe Noticias entre lágrimas. Florencia había denunciado muchas veces a su marido por violencia, pero nunca nadie hizo nada. Esther lucha contra el dolor y también contra los embates económicos. No es fácil sortear los vaivenes económicos y no recibe ningún tipo de ayuda. Además del horror que tuvieron que vivir, la familia está preocupada por la tutela de los nenes. Debido a que la Justicia le bajó a doce años la pena al femicida, temen que al salir de prisión pueda pedir la custodia de los chicos.

"Cuando salgas afuera fijate que la ventana es de vidrio, a la noche yo duermo media hora y miro esa ventana. Me da la sensación de que aparece, su rostro, tengo mucho miedo, pero no por mí, por los chicos", sostiene. 

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