Portada  |  27 febrero 2019

El médico de la cesárea a la nena violada en Tucumán: "Se quiere retroceder a 1920"

José Gigena contó que no se pudo realizar la interrupción del embarazo debido al cuerpo de la menor "no podía expulsar el feto por vía vaginal" por su corta edad. Denunció que lo amenazaron de muerte junto a su familia.

Actualidad

José Gigena, el médico que le realizó junto a su mujer la cesárea a la nena de 11 años violada en Tucumán, relató cómo fue la intervención y explicó por qué le se practicó la operación y no la interrupción voluntaria del embarazo (ILE).

Al igual que su esposa, la médica Cecilia Ousset, Gigena relató que lo llamaron y al ser llevados hasta la habitación donde se encontraba internada la menor se encontraron a una nena “tremendamente asustada” que jugaba como cualquier nene y pedía que su mamá no la abandone.

Una vez allí, sostuvo, le preguntaron si estaba de acuerdo con la interrupción del embarazo, a lo que tanto la madre como la nena dijeron que sí, aunque al momento de la evaluación médica ese tipo de práctica era incompatible, dado que por su cuerpo la menor “no podía expulsar por vía vaginal el feto”.

El médico contó que avanzó con la intervención porque había que solucionar el problema que era una interrupción del embarazo en una niña de 11 años. “Esa nena cuando toma contacto por primera vez con el sistema de salud, se debería haber interrumpido el embarazo”, aseveró.

“Cuando llegamos al quirófano, dispuesto a intervenir a la nena, el personal declaró su objeción de conciencia y mi esposa que iba a acompañar a la nena sosteniéndole la mano, no lo pudo hacer. De repente estábamos mi esposa, la anestesióloga y nadie más”, dijo, sobre lo que fue el momento de la operación.

No obstante, Gigena relato al igual que Ousset que luego de la intervención los amenazaron varias veces de muerte y los tildaron de “abortistas”. “Ellos pregonan las dos vidas o ninguna. Me localizaron y me amenazaron de muerte”, contó.

El médico consideró que tiene que haber un cambio luego de lo sucedido. “Tienen que haber médicos que sean objetores, pero no obstaculizadores. Ayer se trató de obstaculizar esto. Es gravísimo. Lo que se pretende es retroceder antes de 1920”, aseveró Gigena, en diálogo con Telefe Noticias.  

"Los grupos pro-vida, que me amenazan de muerte, su consigna es salvemos las dos vidas o ninguna, no tienen ninguna intención de salvar vidas. La niña fue convertida en una incubadora humana para llevar la gestación lo máximo posible para que nazca el bebé. La interrupción legal del embarazo, cuando tomó contacto por primera vez, se podría haber hecho en forma medicamentosa evitándole todo trauma, evitarle la cicatriz en su panza que ahora la tiene y la tendrá de por vida, más allá de todas las cicatrices psicológicas que evidentemente la van a marcar por el resto de su vida", agregó al respecto. 

LEGISLACIÓN Y POLÉMICA

En casos de violación el aborto legal está contemplado por el Código Penal desde 1921 y respaldado por el fallo FAL. La práctica debería haberse practicado en menos de 48 horas, tal como está estipulado por ley, pero sin embargo, pasó casi un mes desde que el caso llegó a las autoridades.

La nena, que se encuentra recuperándose, tuvo dos intentos de suicidio y en todo momento había clamado no avanzar con la gestación. El pedido de aborto se lo había expresado a la psicóloga del hospital, a quien le había dicho que por favor le sacaran "esto que me puso adentro el viejo", al aludir al abuso que su sufrió.

Ousset contó con la voz entrecortada que al ver a la pequeña jugando con muñecas se le aflojaron las piernas. Y aunque ella también se había declarado objetora de conciencia, no tuvo otra opción que oficiar de instrumentadora al momento de la cesárea debido a que peligraba la vida de la nena y se podía morir. 

Ahora, tras de la cesárea realizada, el caso quedó en el centro de la polémica, dado que una cesárea no es una ILE sino una forma de parto, denunciaron desde Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes).

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