Portada  |  06 noviembre 2015

El cuaderno de Nippur: la mamá que escribió un libro para su hijo antes de morir

La mujer tuvo un cáncer de ovarios que se volvió metástasis. Pero antes, conmovió a todos con sus mensajes en las redes sociales. Ahora, otros de sus deseos se acaba de concretar. El cuaderno para Nippur fue editado por Planeta.

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Uno de los últimos sueños de María Vázquez fue vivir lo suficiente para terminar el cuaderno de dibujos para su hijo. Tras un trabajo de siete meses, con una lapicera verde escribió el te amo final y dibujó el último de miles de corazoncitos apenas días antes de morir, el 21 de abril.

La mujer tuvo un cáncer de ovarios que se volvió metástasis. Pero antes, conmovió a todos con sus mensajes en las redes sociales. Ahora, otros de sus deseos se acaba de concretar. El cuaderno para Nippur fue editado por Planeta.

Su caso llegó a los medios. @kireinatatemono sumó miles de seguidores que acompañaron sus últimos días (tuits) desde las pantallas. Consciente de su destino, aceptó sin resignarse nunca. La frase que la marcó a fuego fue: "Es más importante ser uno mismo que el resultado". Dos veces se la escribe a su pequeño Nippur en el cuaderno y en una nota al pie le indica "pedile a papá que te explique bien esto".

Un enorme MAMÁ TE AMA abre el capítulo 1 del cuaderno/libro “que mamá Marie escribió para Nippur chiquito" que, le explica, es “un cuento de cómo era mamá cuando era chiquita. De las cosas que hacía y lo que le gustaba, de sus amigos (¡y enemigos!), de su familia, de su casa, su escuela, su barrio, su club. De sus comidas favoritas, sus mascotas. De Puck y Susy secretos del corazón y de la Guerra de las Galaxias”.

La última tarde que compartió con su mamá Nippur estaba fastidioso, corría de un lado para el otro, gritaba. Sebastián lo llevó a dar una vuelta manzana y vio que sus ojitos empezaban a cerrarse. En un par de zancadas estaba de vuelta en la habitación 104. Lo puso en brazos de Marie y en medio de un juego de caricias se entregaron al sueño. Durmieron abrazados una siesta de dos horas. “Esto era lo que yo quería”, agradeció ella al despertar.

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