Portada  |  20 noviembre 2019

Bailarines de tango denuncian precarización laboral y maltrato en bares de Caminito

La Unión de Bailarines de Tango denunció precarización laboral y el trato violento por parte de los dueños de varios de los bares y restaurantes de Caminito, un paseo turístico histórico ubicado en el barrio porteño de La Boca, el cual es visitado por cientos de extranjeros a diario.

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“Junto a unos compañeros bailarines estamos impulsando medidas en contra de la explotación y precarización laboral que sufren los bailarines de tango en Caminito. Es la primera vez que los bailarines se unen, se organizan y toman medidas concretas como para reclamar sus derechos”, aseguró a Télam Oscar Acosta Andrada, abogado y titular de la Unión de Bailarines de Tango.

Acosta Andrada detalló que el fin de semana pasado desde la Unión realizaron un paro en los bares La Vieja Rotisería -más conocida entre los bailarines como “Bachicha”- y en Gennarino.

El abogado indicó que la medida realizada se trató de “algo inédito” en la historia de los bailarines de tango.

“A pedido de los trabajadores bailarines del lugar me apersoné en Bachicha para intentar dialogar con el dueño llevando una carta en la que exponía clara y ordenadamente cuáles eran las demandas. El dueño del lugar no me recibió la carta y me echó del lugar. Algo similar me pasó en Giannarino, a diferencia que el dueño me recibió la carta pero de mala manera y también me exigió que me retire”, denunció.

Y agregó: “Desde la Unión se intentó y se intenta dialogar, pero los dueños intentan mantener la situación de explotación de los bailarines”.

Los principales reclamos fueron revertir el trato violento por parte de los empleadores; cese del trato sexista en contra de las bailarinas; remuneración digna y aumento del básico; disminución del tiempo de trabajo y descansos adecuados; libertad para solicitar propinas, que constituyen una parte mayoritaria de la escasa remuneración y comidas adecuadas a las necesidades de los bailarines.

Jésica Gómez es bailarina y trabajó desde 2011 en Bachicha, de donde fue echada el mes pasado luego de reclamar mejoras en sus condiciones de trabajo.

La mujer indicó a esta agencia que recibía malos tratos por parte de los dueños del lugar, quienes la hacían bailar junto a su pareja sin respetar horarios de descanso y en condiciones adversas.

“Nuestro horario era de 10.30 de la mañana hasta las 18 horas, y nos obligaban a bailar sin parar hasta las 12 aunque no haya clientes en el lugar. Y si llovía seguíamos con el peligro de caernos y lesionarnos”, enfatizó.

Gómez cobraba por jornada 400 pesos más la propina de los turistas, aunque en el último tiempo los dueños del lugar solo dejaban “pasar la gorra” una vez por hora, lo que influía negativamente en su remuneración final.

Además, en el último tiempo se enteró de que a los turistas les cobraban un recargo del 15% por el show, dinero que nunca recibieron.

La bailarina y su pareja iniciaron recientemente acciones legales contra los dueños del lugar aludiendo maltrato y que su condición contractual era irregular.

“En la actualidad, como varios bailarines están de paro, los lugares tienen menos presencia de turistas porque son ellos quien van especialmente a ver espectáculos de tango”, detalló.

Por último, desde la Unión de Bailarines de Tango sostienen que “todos los bailarines de tango invierten gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo para profesionalizarse, por lo que sus derechos deben ser respetados”.

Foto: Ilustrativa / Archivo web

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