Portada  |  26 abril 2019

Telefem: ¿qué cambia con la sanción de la ley contra el acoso callejero?

Establece penas contra aquellas conductas que afecten la dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia de las mujeres. ¿El piropo es acoso? ¿Qué dicen los expertos?

Telefem

Todas las mujeres alguna vez, probablemente, fueron víctimas de acoso sexual callejero. Minimizado desde siempre, resulta una problemática que no cede y afecta a nuestros cuerpos, mentes y rutinas. Desde gritos sexuales, hasta gestos obscenos, persecuciones, manoseos, fotografías sin consentimiento y otro tipo de conductas que a partir de ahora serán consideradas una forma más de violencia contra la mujer, penadas como un delito a través de modificación de la ley 26.485.

Telefem salió a la calle para escuchar las voces de las mujeres y entender qué significa la aprobación de la nueva ley. La norma tipifica en su artículo 6 el acoso callejero y establece penas contra aquellas ofensas “en espacios públicos o de acceso público, transportes y centros comerciales a través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia, o generen un ambiente hostil u ofensivo".

Una encuesta del Observatorio Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) dejó en evidencia las violencias, el miedo y la incomodidad que sufren a diario las mujeres. El 93% de las encuestadas aseguró haber sufrido alguna forma de acoso sexual callejero a lo largo de su vida. Sin embargo, el problema no termina ahí.

Las mujeres deben autoprotegerse constantemente para evitar sufrir acoso callejero. Las estrategias que emplean para sentirse seguras -según el relevamiento de Mumalá- van desde evitar lugares oscuros o con poca gente, usar ropa llamativa, cruzar la calle ante una señal de peligro, evitar contacto visual con extraños hasta pedir que sean acompañada por alguien, entre muchas otras.

¿UN PIROPO ES ACOSO?

“Muchas personas nos han dicho que éramos exageradas en vincular un piropo o un halago con un tipo de violencia y nosotras consideramos que no, porque a raíz de ello, muchas veces las mujeres modificamos ciertos parámetros de conducta en ese transitar desde el espacio público”, explicó Analia Kelly, coordinadora de MuMaLá. En ese sentido, destacó el avance en cuanto a la instalación pública del acoso en gran parte de la sociedad y celebró el empoderamiento de las mujeres. “Queremos establecer autonomía para nuestro tránsito y la posibilidad de la construcción de relaciones libres”, subrayó.

Florencia Freijó, politóloga y asesora legilativa, consideró que “la historia de la denuncia de las mujeres es la historia de las denuncias que quedan impunes”. “Si quedan impunes cuando vas a denunciar a tu pareja por golpes reiterados, imagínense por el acoso callejero. Hay que seguir visualizando esto para ir transformando esta cultura del acoso que tenemos en todos los aspectos de la vida”, sostuvo.

Con la sanción de la ley contra el acoso sexual callejero, el Estado deberá implementar un línea telefónica gratuita para que haya un abordaje integral del tema. Además tendrá que elaborar estadísticas para la prevención y erradicación, generar contenidos en los colegios para erradicar este tipo de violencia y capacitar a las fuerzas de seguridad para que actúen en protección de las mujeres víctimas.

“Mientras nos preguntamos cuáles los grises entre un piropo lindo y lo que consideramos una guarangada, en ningún momento nos estamos preguntando si la mujer consintió ese piropo”, consideró Freijó, quien remarcó la incomodidad que sienten las mujeres al recibir comentarios sobre su cuerpo. “Hay una libertad que para nosotras no está disponible”, apuntó. Y agregó: “El cuerpo de la mujer no es un cuerpo que se puede objetivar para el deseo masculino desde la vía pública”.

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