Entre quienes circulan por esa oficina, además de los empleados y funcionarios, hay un gato que ha sido adoptado como mascota por todos y está claro que el animal se siente a gusto y también que no respeta jerarquías.
Cuando Nil Ushakóv comenzó con su exposición, el gato se acercó lentamente hasta la taza del jefe comunal y comenzó a beber de ella. Sorprendido, el alcalde lo deja hacer en un primer momento, con una sonrisa y luego una mirada cómplice a la cámara, para después alejarlo con su mano.
"Cualquier cosa puede suceder cuando en la oficina viven gatos", se limita a decir algo sonriente para continuar luego con su exposición. Sin embargo, la anécdota del gato se hizo más importante que lo que les anunciaba a sus conciudadanos y se multiplicó en las redes sociales y los canales de televisión letones.
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