El ex camarista del juicio a las Juntas y exdiputado radical, Ricardo Gil Lavedra, dijo que "Gómez Centurión tendría que leer el Nunca Más y la sentencia a las Juntas", al tiempo dijo que las declaraciones "me causaron sorpresa y estupor".
El presidente de la Comisión Provincial por la Memoria y premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, sostuvo que los dichos del funcionario prueban que fue "cómplice de la dictadura" militar y acusó al gobierno de querer "demoler la memoria y los derechos humanos".
La Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, encabezada por Claudio Avruj, emitió un comunicado de prensa, señalando que las afirmaciones de Gómez Centurión fueron "opiniones a título personal" y "no son compartidas desde ningún punto de vista y no pueden ser tomadas como representativas del pensamiento del Gobierno".
También la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, declaró que "esa no es la posición del Gobierno".
Con su habitual desparpajo, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, dijo que "de un burro sDolo se esperan patadas" y reclamó que si el funcionario "no representa" lo que piensa el Gobierno, "que lo echen a la mierda".
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, calificó de una "brutalidad extrema" las apreciaciones del jefe de la Aduana, y pidió al presidente Mauricio Macri removerlo de su cargo, y a la Justicia analizar si en esas expresiones no hay "apología del delito".
La ex integrante de la Conadep y ex funcionaria de la Alianza Graciela Fernández Meijide cuestionó también los dichos de Gómez Centurión, pero remarcó que apartarlo de su cargo "sería negarle el derecho a las ideas y las palabras".
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, lo acusó también de ser "cómplice de la dictadura cívico militar, eclesiástica y económica, en boca de ellos, es la boca de los dichos de los militares".
Gómez Centurión había realizado declaraciones en el programa televisivo Debo Decir, que se emite en América TV, en las que había señalado que no compartía la “visión de la historia” que da cuenta de un “plan genocida” implementado tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
En este sentido definió a lo ocurrido en esa etapa como “un caos”, “una desgracia”, e interpretó que “la descentralización de la lucha generó un plan caótico, no un plan sistemático”.
“Fue una reacción desmedida combatiendo un plan de toma del poder concretamente", sostuvo el titular de la Aduana, quien insistió en afirmar que se trató de “un torpísimo golpe de golpe de Estado tomando el poder y lidiando contra un enemigo que no sabían cómo manejarlo”.
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