Por Augusto Tellias
Daiana Bauza viajaba con su hija, Maite, en el micro de la tragedia de Soul Dance. Maite fue una de las 15 victimas que murieron entre las montañas, en Mendoza, el 25 de junio de 2017. La pequeña de 8 años concurría a la escuela de danzas Soul Dance, de Malvinas Argentinas, y con sus compañeritas y maestros había ido a presentarse a San Rafael. Eran 52 pasajeros, murieron 15, entre ellos Damian Pinelli, el chofer.
“Maite estaba contenta, había conocido la nieve. Veniamos muy cansadas, ella había hecho su muñeco de nieve, todos habían jugado mucho”, recuerda Daiana. Pero en ese momento, advirtió que el ómnibus iba a demasiada velocidad. “Yo me pare en el pasillo y empece a decir que frenen porque nos íbamos a matar”, evoca.
Pero el micro en el que viajaban no estaba en condiciones. Eludio controles en las rutas por las que transito en su errático viaje desde Buenos Aires a Mendoza. Y en una curva, no pudo frenar, y volcó. Daiana estaba sentada junto a Maite, iban cansadas, durmiendo después de haber pasado un dia hermoso, en la nieve del centro de esquí Las Leñas. “Primero hubo un desperfecto, después mucha velocidad, y después la muerte”, recuerda entre sollozos.
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El micro derrapo, choco contra la ladera de un cerro, y quedo tumbado de costado en el kilometro 686 de la ruta 144, a la altura de la Cuesta de los Terneros.
“Queria salir y estaba atrapada. Me acerque hasta donde estaba Maite y la vi. Parecia una película. Entre medio de las montañas, sola. Pero tenia una esperanza y pensaba: ´Dios no me puede estar pasando esto a mi”, relató.
“No subo mas a un micro, me da pánico. Manejo poco, por m mi barrio. En la panamericana siento miedo”, asegura que esas son secuelas del fatal accidente. “Es vivir con dolor en el pecho, sentís que te vas a morir”.
La habitación de Maite sigue colorida, con la cama hecha, con sus muñecos y juguetes, con su alegría. Como si aun la estuvieran esperando. Daiana sube a sus redes sociales permanentemente las fotos y videos de Maite bailando y cantando, riendo y jugando. Para recordarla siempre y porque “estoy orgullosa de ser la mama de Maite”.
Es una secuela, sin dudas, resistirse a creer en la muerte de la única hija, y en una tragedia. “Tratamos de recordarla como era ella, mi hija era perfecta y por eso siempre me pregunto: ¿Por qué Maite?”
Ahora ella y el resto de los familiares de las victimas reclaman a la Justicia de Mendoza que impute por el hecho al padre del chofer muerto, que era conductor acompañante. Y a la madre, socia en la empresa familiar de micros. Pero al morir el chofer, la acción penal se extingue, informaron fuentes de la investigación a El Noticiero de la Gente.
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