El robo de cables y metales de valor llegó hasta quintuplicarse desde el inicio de la cuarentena en zonas del conurbado bonaerense.
En los negocios que se dedican a comprar metales pagan hasta $500 pesos por un kilo de cobre, que termina reciclándose en las fundiciones, para volver al mercado.
El cobre, el bronce, y el aluminio, encabezan las preferencias de los delincuentes, que no distinguen entre placas conmemorativas en las bóvedas de los cementerios, porteros eléctricos, o tendidos telefónicos.
Las compañías distribuidoras de energía eléctrica y de telecomunicaciones informan pérdidas millonarias que afectan a cientos de miles de usuarios.
Solitarios o en grupo, los ladrones se trepan a los postes de luz o cavan pozos para desenterrar los cables, que después terminan ofreciendo en las metaleras y fundiciones que operan de forma clandestina.
Telefónica registró en el último año casi 4 mil robos de cables, el equivalente a 440 km de largo, que le costó a la empresa millones de pesos en gastos de reposición y reparación del tendido.
Quienes pertenecen al rubro de la comercialización de metales, explican que el aumento de los robos está directamente relacionado con la crisis económica y el aumento del valor de los metales.
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