Portada  |  24 julio 2017

Una sequía deja a Roma sin agua

La ciudad puso en marcha un plan extremo de racionamiento hídrico y apagó las fuentes.

Internacionales

Debido a una sequía cada vez más alarmante, Roma deberá, literalmente, cortar todos los chorros. Y dentro de cuatro días llegará el racionamiento. Tal como informó Acea, la empresa que maneja las reservas hídricas de la capital, a partir del viernes un millón y medio de habitantes no tendrán agua en sus canillas a lo largo de turnos de ocho horas, tanto de día como de noche.

También dejarán de funcionar los tradicionales surtidores públicos de agua que hay en varias esquinas de la ciudad, llamados nasoni, abiertos las 24 horas y que suelen refrescar a romanos y turistas.

El racionamiento, que afectará también a hospitales y cuarteles, fue decidido al agravarse la sequía del lago de Bracciano, uno de los más grandes de Italia y reserva hídrica de Roma. Este espejo de agua que queda unos 30 kilómetros al norte de la capital y no tiene afluentes, se fue lentamente vaciando en los últimos meses debido a la falta de lluvias y las temperaturas tropicales. Justamente por eso el gobernador del Lazio, Nicola Zingaretti, decidió suspender la extracción de agua de esta cuenca, hecho que desencadenó el racionamiento.

Como no podía ser de otra manera, la emergencia por la falta de agua en Roma provocó enseguida polémicas políticas. Y hubo acusaciones cruzadas entre la región del Lazio (en manos del Partido Democrático) y la comuna de Roma. Su alcaldesa, Virginia Raggi, del Movimiento Cinco Estrellas (antisistema), llamó a hacer "todo lo posible para asegurar que tengan agua los ciudadanos, los hospitales, los bomberos y los comerciantes". Al mismo tiempo, la alcaldesa, que fue criticada por varios escándalos, abrió el paraguas y aclaró que la gestión del lago de Bracciano es de competencia de la región del Lazio.

"Roma no puede transformarse en el asesino de uno de los lugares más lindos y protegidos de su territorio metropolitano", argumentó el PD de la capital.

Se calcula que en los primeros seis meses de este año, sobre la capital cayeron solamente 157 milímetros de agua a lo largo de 26 días. En el mismo período, el año pasado habían caído 649 milímetros en 88 días. Más allá de la falta de lluvias, según expertos el problema de la falta de agua en la capital tiene que ver con la dispersión de la infraestructura hídrica romana, marcada por tuberías que pierden a diario el 44% del agua transportada. Y también tiene que ver con las malas costumbres de los romanos, que gastan 300 litros por día, mientras que el promedio nacional es de 245 litros.

Lo cierto es que la tragedia de la falta de agua afecta toda Italia. Dos tercios de sus campos cultivados están secos, algo que significa daños a la agricultura y a la ganadería por más de 2000 millones de euros, según una estimación de Coldiretti, organización de empresarios agrícolas. Y al menos diez regiones del país están por pedir el estado de desastre natural.

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