Portada  |  19 julio 2019

La historia de la nena inmigrante que se quitó la vida: no soporto estar separada de su padre

Su tía la encontró en un armario colgada del cable de un cargador de teléfono. Estaba inconsciente, al borde de la muerte.

Internacionales

Heydi Gámez García era una inmigrante hondureña de 13 años que había caído en una profunda depresión al conocer que su padre estaba detenido desde junio, cuando lo atraparon cruzando ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos.

Era su tercer intento en cuatro años de reunirse con su hija, que vivía con sus hermanas en Nueva York. La niña perdió las esperanzas de reencontrarse con su progenitor y decidió poner punto y final a su vida.

La historia de Heydi, la de una una familia que queda dividida en su intento de escapar de la tumultuosa realidad de su país, es una de las muchas que se repiten tristemente cada día en Estados Unidos.

Heydi Gámez fue abandonada por su madre cuando tenía dos meses, creció en el pueblo El Progreso en Honduras, una zona azotada por la violencia entre pandillas. El padre de la pequeña decidió emigrar a Estados Unidos en búsqueda de un mejor futuro, dejando a la niña con sus abuelos. La niña creció y en el año 2014 tuvo que ser testigo de un hecho trágico para la familia como la muerte de su abuelo, asesinado a balazos por miembros de un grupo delictivo. El hecho obligó al padre a regresarse a su Honduras natal. En 2015, el progenitor decidió enviar a Heidy con una tía en Nueva York.

Posteriormente, el hombre emprendió su viaje en 2016 para reencontrarse con su niña, quien ya tenía asilo otorgado, debido a las amenazas recibidas por parte de pandillas en contra de su familia. Pero a diferencia de la travesía en la que se había embarcado nueve años atrás, Gámez terminó detenido en McAllen, Texas. En septiembre 2017 fue fue detenido una vez más cerca a Santa Teresa, Nuevo México. Fue deportado después de pasar 45 días bajo custodia. En junio de este año, Gámez fue arrestado por la Patrulla Fronteriza tras entrar ilegalmente al país.

Según los familiares de la menor, la noticia de la detención le causó gran impacto, al punto que perdió el apetito y no quiso salir de su habitación por varios días.

El pasado 3 de julio Heydi se encerró en su cuarto y dijo que quería estar sola. Una hora y media después, su tía Zoila abrió la puerta para ofrecerle un tentempié. La encontró en un armario colgada del cable de un cargador de teléfono. Estaba inconsciente, al borde de la muerte. No había dejado una nota, nada que explicara por qué había intentado acabar con su vida.

Los médicos trataron de reanimar a Heydi en casa de su tía. Rápidamente, los sanitarios la trasladaron al centro médico infantil de Cohen en New Hyde Park, donde diagnosticaron que la niña estaba “neurológicamente devastada”. Una semana después, declararon que tenía muerte cerebral.

Diez días más tarde, el Servicio de Inmigración y Aduanas aceptó una petición del abogado de Gámez para liberarlo y que pudiera estar junto a su hija en el hospital. Las autoridades le entregaron un billete de avión de ida y vuelta a Texas. Tenía 14 días para despedirse de Heydi y, después, volver para ser detenido.

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