Portada  |  24 julio 2017

"Es demasiado tarde" dijeron los padres del bebito Charlie Gard y aceptaron que ya no es posible salvarlo

Tras cinco meses de valiente batalla legal por defender la vida de su hijo, los padres del bebé londinense de once meses Charlie Gard se dieron por vencidos. Este lunes en el tribunal admitieron que el pequeño ya no tiene posibilidades de vivir, entre lágrimas y una profunda emoción. Charlie será llevado a una unidad de paliativos y desconectado de su soporte vital.

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Los progenitores han aceptado finalmente las tristes conclusiones de los médicos: los daños por la rara enfermedad mitocondrial que afecta al niño son irreversibles y ya no se puede hacer nada por él.  

Charlie no celebrará su primer cumpleaños el próximo 4 de agosto. "Dejar marchar a nuestro hermoso Charlie es la decisión más dura que tendré que tomar en toda mi vida", declaró en las escaleras del juzgado la desolada madre, Connie Yates, de 31 años.

Grant Armstron, el abogado de la pareja, resumió así la situación en la vista de este lunes: "Para Charlie es demasiado tarde. Su tiempo se ha agotado. El daño muscular es irreversible y el tratamiento ya no tendrá éxito".

En el juicio que se estaba celebrando en Londres, el magistrado Francis, un juez de Familia, tenía que decidir si autorizaba el deseo de los padres de llevar a su hijo a Estados Unidos para someterlo a un tratamiento experimental. Ahora ellos mismos renuncian, ante las evidencias médicas de que no existe cura para Charlie.

Chris Gard, de 33 años, y Connie Yates, vecinos de Bedfont, en el Oeste del Gran Londres, tuvieron a Charlie el 4 de agosto del año pasado. Cuando nació parecía sano, pero al mes se dieron cuenta de que no avanzaba como los otros bebés. Había heredado un fallo en el gen RRM2B, una rara enfermedad mitocondrial, con solo 16 casos en el mundo, que lo fue debilitando hasta inmovilizarlo por completo, informa el diario ABC de España.

La dolencia afecta a las células responsables de ofrecer energía al cuerpo. El niño, inmóvil, no ve, ni oye, traga o llora. Respira con ayuda de un ventilador mecánico y es alimentado por sonda. Los médicos del Great Ormond Street sostenían desde el principio que el bebé padecía daños cerebrales irreversibles, pero los padres no lo creían y hasta se produjeron momentos de gran tensión en los que el padre insultó a los representantes del hospital.

El juez Francis rindió un sentido homenaje a los progenitores tras su renuncia y les agradeció "el amor y el cuidado que han puesto en todo momento en su maravilloso niño". Reconoció que "nadie puede entender la agonía de estos padres".

El centro clínico Great Ormond Street se expresó en términos similares: "El corazón de cada persona de nuestro hospital está con Charlie y sus padres. Estamos tan tristes que no encontramos las palabras".

El caso ha dado la vuelta al mundo y la infatigable lucha de los jóvenes padres los llenó de apoyo de millones de personas, hasta el punto de que han recaudado 1,3 millones de libras en donativos para Charlie. El abogado de los Gard anuncia que estudian constituir una fundación para seguir con la causa en el caso de otros niños.

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