Portada  |  14 junio 2018

"Yo no te perdono": la asaltaron, la apuñalaron y le contesta a su agresora

Erica fue violentamente atacada cuando viajaba en el colectivo. La ladrona le pidió perdón y dijo que está arrepentida. “Que se pudra en la cárcel. Una persona mala no cambia nunca”.

Informes Especiales

En la vida de Erica hay un antes y después del 7 de agosto de 2016. Ese día, cuando volvía a su casa, una banda de delincuentes subió al colectivo en el que viajaba, y una de las ladronas la apuñaló sin mediar palabra en el brazo izquierdo, causándole una lesión que le provocó la pérdida de toda la sensibilidad del brazo izquierdo y de la mano. Pero no fue lo único, porque desde ese día Erica nunca más volvió a ser la misma.

En una entrevista con Mauro Szeta Juliana Nicole Garcia, la delincuente que cumple una condena de ocho años y medio, le pidió perdón a Erica, su víctima. Antes contó que el día del robo estaba pasada de drogas. “La mujer fue la última que robé, no me quiso dar las pertenencias, me enfurecí y la lastimé”, dijo con una frialdad particular. Por eso, agregó después, la apuñaló. Porque se resistió.

Erica puede recordar las palabras exactas que pronunció el día del robo Juliana. “Quédense todos quietos, esto es un asalto”. También, puede recordar, que no se resistió, pero ni siquiera eso evitó el ataque. La delincuente se paró a su lado y la apuñaló, arrancándole luego el bolso y escapando junto al resto de los delincuentes. Fue gracias a las cámaras de seguridad que lograron dar con los integrantes de la banda, tras un allanamiento en una vivienda de Bernal. 

“Yo robaba en el bondi”: una nueva confesión con Mauro Szeta

Es la primera vez que la víctima, que ahora tiene 34 años y es instrumentadora quirúrgica, vuelve al lugar. Pasaron casi dos años y Erica tuvo que someterse a una extensa rehabilitación y a dos cirugías, debido a que la puñalada que recibió, le produjo el corte de un tendón y tuvieron que reemplazárselo con un injerto del pie y un nervio. Al volver allí, todas las sensaciones son de dolor. “No quiero volver a subir a ese colectivo, se me pasa toda mi vida, siento que arriba de ese colectivo perdí mi vida”, dice. Después dice esto: “A mí me mataron en vida”.

Para Erica no alcanzan las disculpas. Asegura que no le cree nada a la delincuente y que ocho años de prisión no son suficientes. “No la perdono, jamás lo voy a hacer. Todos tenemos vidas difíciles y no por eso andamos matando gente”. Dice que siente bronca, rencor y que miente porque ella nunca se resistió. Su vida, dice luego, cambió para siempre: ya no tiene relación con la gente y después de lo que pasó se volvió una persona fría. Al final dice que si pudiera decirle algo, le diría esto: “Que se pudra en la cárcel. Una persona mala no cambia nunca”.

Comentarios