Portada  |  12 diciembre 2018

"Yo fui pandillero": una plaza, alcohol, drogas y delincuencia

Tiene 33 años y está detenido desde hace tres meses en la Unidad 53 de Malvinas Argentinas. Una nueva confesión con Mauro Szeta.

Informes Especiales

Jonathan Alejandro Barraza tiene 33 años y fue procesado por daños en la vía pública, con antecedentes por robo.

Se crió en el barrio porteño de Palermo hasta los 15 años, cuando se mudó con su madre y sus seis hermanos a Floresta. A su padre nunca lo conoció.

Fue el único de su familia que se dedicó a robar. Dice que empezó en el mundo de la delincuencia porque veía que todos usaban buena ropa y él no tenía recursos para comprarla.

Formaba parte de una banda adolescente que paraba en la Plaza Güemes con las que se enfrentaban violentamente con las bandas de otras plazas. A mediados de los 90 y principios del 2000 recuerda que eran habituales ese tipo de peleas en Palermo.

Comenzó a ir a la Plaza Güemes a los 13 años y en la bandita eran 20 chicos. Así empezaron los robos a locutorios de Las Cañitas y Colegiales. Además fue motochorro y robaban al voleo. A los 15 años cayó preso por primera vez por el robo a un supermercado, estuvo dos meses en un instituto de menores, salió y a los 16 años volvió a caer detenido.

“Uno no roba sólo por el dinero, también por adrenalina y poder. La adrenalina se vuelve un vicio”, asegura.

Fue a la escuela nocturna, pero abandonó luego de asaltar una estación de servicio y encontrarse en el mostrador a su compañero de banco. Recuerda que se quedó petrificado y por la vergüenza dejó de ir al colegio.

Dice que nunca lastimó a nadie, no hacía más que asustar. Una sola vez se tiroteó con la policía en pleno Belgrano luego de robar un locutorio. Tiene una renguera leve producto de una pelea callejera.

Desde hace tres meses está detenido en la Unidad 53 de Malvinas Argentinas, en una causa por "daños". Estaba en la casa de su pareja en Ciudadela y comenzaron a discutir. Dice que estaba muy drogado y sacado, y que salió a la calle a buscar lío. Le pegaba con un fierro a los autos que pasaban y llegó a romper varias lunetas hasta que la policía bonaerense lo detuvo.

La última vez que cayó detenido por robo fue en 2013, estuvo preso en Devoto y salió en 2014, ocho meses antes de cumplir condena. El delito que cometió ahora, daño a la propiedad, es excarcelable, pero por sus antecedentes lo obligan a cumplir la condena anterior.

Dice estar arrepentido de su pasado.

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