José María tiene 33 años y a pesar de que sus amigos conocían sus preferencias sexuales, el gran desafío era poder compartirlo con sus padres. Aquel día llegó y no fue de la mejor manera. En la actualidad su familia no acepta a su pareja.
Lautaro vive en Ramos Mejía, trabaja como encargado de edificio. Las redes sociales fueron el medio para explicarle a sus padres la verdad de sobre su identidad sexual. Muchos fueron los momentos en los que pensó la mejor manera de decirlo, hasta que un día escribió una carta y la envió por whatsapp. La respuesta, el amor y un abrazo no tardó en llegar. Ya aliviado, decidió compartirlo en la red social Twitter para ayudar a otros a tomar valor.
¿Es más fácil salir del clóset siendo una persona pública? El diputado Leonardo Grosso decidió visibilizar su elección sexual el año pasado, “el amor siempre ayuda a salir del armario”, aseguró el legislador que se convirtió en el primer político en reconocer su sexualidad.
Jey Mammon, recordó el día en que le contó a su mamá: “me preguntó si me gustaba una chica y le dije que no, no me gustaba esa ni ninguna otra”.
Por su militancia en el ámbito de la diversidad reciben a diario consultas de muchos otros que necesitan apoyo para tomar la decisión y vencer miedos y prejuicios, propios y ajenos. Todavía cuesta y muchos a lo largo y ancho del país no pueden dar ese paso.
El testimonio de Jesús, un joven a quien resguardamos su identidad con un nombre de fantasía, da cuenta de los temores que padecen aquellos que no pueden sentirse completamente libres. “Sueño con compartir una cena en mi casa con mi familia y mi pareja”.
Es el sueño de ser libre, de ser feliz. El sueño de una sociedad inclusiva donde las diversidades no sean juzgadas.
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