En verano, Mar del Plata es sinónimo de placer, descanso, fiesta y vacaciones. Pero también tiene otra cara desconocida y a la que nadie presta atención. La de quienes silenciosamente trabajan para los turistas. La cámara de Pasa de Noche registró sus historias, llenas de esfuerzo y sacrificio, pero también de anécdotas.
Como las que cuenta Ricardo, cuyo trabajo es recorrer cada noche 40 restaurantes en busca de servilletas y manteles sucios. Los lleva hasta la lavandería de su primo, quien a la mañana siguiente se encargará de volver a dejarlos relucientes.
Así, mientras miles de turistas pasean por la ciudad o descansan en sus casas, Ricardo se traslada en una camioneta de una punta a otra de la ciudad. Y entre manteles y servilletas, a veces se encuentra con sorpresas. Unas agradables, como propinas olvidadas por algún mozo. Y otras no tanto, como alguna dentadura postiza perdida por algún cliente.
Su trabajo no tiene descanso. Es de lunes a domingo. De 11 de la noche a 4 de la madrugada. En verano, las a vacaciones no existen para él. Lo único que existe es el trabajo, la posibilidad de hacer una diferencia para vivir el resto del año con cierta tranquilidad.
Los que tampoco tienen respiro las noches de verano son los trabajadores de una panadería que se encargan de hacer el pan y la factura que a la mañana siguientes disfrutarán los huéspedes de los hoteles.
Y ni hablar los barrenderos de la ciudad, quienes cada madrugada se esmeran en limpiar las calles marplatenses, repletas de la basura que deja a su paso la masa de turistas venida desde distintos puntos del país.
Aunque ellos también a veces tienen su premio. Como el que obtuvo un barrendero, que, según contó, encontró tirados en la calle 9 mil dólares. ¿Y qué hizo? Lo que justamente en verano nunca puede: irse de vacaciones.
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