Portada  |  19 octubre 2018

"He Vivido": el amor de dos madres que dieron todo por sus hijos

Historias y secretos de quienes llegaron en plenitud a la vejez. Nuevo informe de Erica Fontana.

Informes Especiales

Nelly nació en Lanús, se crio con sus padres y sus abuelos. Asegura que su infancia fue muy feliz. Hizo el colegio hasta el primario y cuando cumplió 13 años decidió seguir su vocación de peluquera. El padre decía que las mujeres no debían salir a trabajar fuera de la casa, pero para cumplirle el sueño a su hija le instaló una peluquería con salida a la calle.

A sus 13 años se conoció con Oscar, su único novio hasta ese momento y con el que seis años más tarde se casaron. Al poco tiempo empezaron a buscar familia, pero Nelly no quedaba embarazada. Pasaron los meses, los años, sumaron tratamientos muy costosos y dolorosos, pero nada daba resultado.

Cansados de la búsqueda y con el sueño de ser padres se inscribieron en el registro de adopción. Luego de varias entrevistas y muchas visitas de asistentes sociales, llegó el primero de sus hijos: Rodrigo. Nelly todavía recuerda sus temores con el bebé tan pequeño en sus manos. La experiencia de la maternidad fue tan maravillosa que pidieron adoptar un hijo más. Así llegó un año y medio después Cintia a la familia.

Un día mirando al doctor Mario Socolinsky por televisión en uno de sus ciclos de niñez, Nelly junto a Oscar decidieron que hablarían con sus hijos para contarles la verdad. Ninguno de los dos quiso saber nunca nada de sus familias biológicas, el amor de Nelly y Oscar les quitaron todas las dudas: ellos eran sus padres.

La tragedia golpeó fuerte a toda la familia hace 14 años atrás, cuando a Oscar lo mataron en una salidera bancaria. Ese día había ido a buscar una parte de sus ahorros para ayudar a su hija Cintia a completar la parte que le faltaba para comprar su casa. Pero el mundo se les vino abajo.

Atravesaron varios años de dolor y con el tiempo comenzó a cicatrizar la herida profunda de la ausencia de Oscar. Nelly siete años después pudo empezar a salir con amigas y gracias a una de que le recomendó una página online conoció a Luis, quien también había enviudado algunos años atrás. Hoy en día conviven juntos, se aman y respetan los silencios cuando aparecen los recuerdos.

Sus hijos, Rodrigo y Cintia, le dieron tres nietos que ama con devoción.

SOFÍA POSLEMAN 77 AÑOS

Nació en Capital en 1941, vivía en las cercanías de Plaza San Martín. Vivía con sus padres y fue la mayor de cinco hermanos, ella era la única mujer. Tuvo una infancia muy divertida, aunque los varones estaban todos juntos y ella quedaba relegada, recuerda ayudar a la madre a cambiar los pañales de los últimos.

Cuando tenía 15 años conoció a Gustavo, dos años más grande. Cruzaron miradas en un club de remo de Tigre y se enamoraron a primera vista. Ella asegura que era muy buen mozo. Estuvieron seis años de novios y luego se casaron. Para esa época trabajaba como secretaria en el Nacional de San Isidro y él preparaba autos de carrera. Comenzaron a armar la familia desde el primer momento. El primer hijo llegó al año de casarse, los tres que le siguieron se llevan cada uno un año de diferencia.

Tuvieron en total trece hijos: Sofía, Gustavo, María José, Martín, Luciano, Santiago, Augusto, Cristian, Ángeles, Eugenia, María Pía, Juan Pablo y Rosario; entre la primera y la última hubieron 24 años de diferencia.

La casa era un caos de gente, a sus hijos se le sumaban la suegra y su propia madre que la ayudaban con la crianza; también tenían dos empleadas: una cocinera y una mucama. Para evitar conflictos, decidieron que para invitar a los amigos de los hijos se dividieran los días de visita: había días designados para los hombres y para las mujeres. La casa llegó a tener más de 20 amigos de los hijos. Cada comida era una aventura.

Los hijos de ella iban al colegio Labarden, en el horario a la tarde. Para dormir los hombres dormían en el mismo cuarto, tenían cama cuchetas y una que se sacaba de abajo; las mujeres se distribuían en dos cuartos. Estaban obligados a ordenar el placard. Si alguno no hacía caso prefería darles un tirón de pelo a una penitencia, porque si les daba una penitencia les daba lástima.

Si bien hoy hay innumerables métodos de crianza, ella asegura que su forma de educar fue mejor a las variables de la actualidad. Hoy ve que sus hijas están agotadas criando a sus nietos, porque trabajan a la par del marido. Si bien es una abuela presente, a sus 33 nietos sólo los cuida en ocasiones especiales. La crianza de 13 hijos fue una cruzada que la dejó exhausta.

María, su tercera hija, falleció a los 24 años por leucemia. Intentaron todo lo posible, incluso le realizaron uno de los primeros trasplantes de médula que se hicieron en EE.UU., pero resistió. Aprendió a vivir con el dolor de su partida y hoy todavía la conmueve recordarla.

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