Portada  |  19 agosto 2019

Guerreras para sanar

En la Villa 21-24 de Barracas, un grupo de mujeres empezó a ver que no todos los que asistían al comedor podían comer lo que preparaban. Los enfermos crónicos de bajos recursos no tenían posibilidad de comer el menú, por el tipo de comida que les daban. Entonces comenzó una cruzada que hoy ya cumple 10 años: cocinar y sanar.

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Hace diez años que ellas cocinan para darles comida dos veces al día a diabéticos, hipertensos, enfermos gástricos. Allí, la comida que se prepara es sin sal, sin fritos, sin grasas, sin harinas, con bajos niveles de colesterol. Abundan las frutas y verduras. Estas mujeres les dan mucho mas que alimentos, cuidan su salud y los acompañan en la lucha diaria.

Este es el comedor Padre Pepe, que nació en el año 2000 previo a la crisis, después se reconvirtió. Es el primero y único que funciona en la ciudad de Buenos Aires.

Las mujeres trabajan como voluntarias. Empiezan a cocinar a las 6 de la mañana y a las 11 hs empiezan a repartir la comida. La entregan en recipientes para el almuerzo y la cena.

Para recibir la comida, los enfermos deben tener la derivación de un médico y corroborar qué tipo de patología tiene. Los menúes están diseñados por una nutricionista y la mercadería la entrega el Gobierno de la Ciudad.

Los celíacos pobres también reciben alimentos especialmente para ellos en este comedor. Los productos sin TACC cuestan diez veces más caros que el producto convencional por eso a estos enfermos es fundamental recibir estos productos.

Los celiacos no son discapacitados y no pueden cobrar un subsidio de allí la vital asistencia de los comedores comunitarios.

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