Portada  |  17 septiembre 2019

Fobias: así sufren y se tratan los que viven con miedos

Las gallinas, las agujas, las palomas, los ascensores, las escaleras mecánicas y la misma gente. Informe especial con gente que sufre y enfrenta distintos tipos de fobias, de las raras y las más comunes.

Informes Especiales

Las fobias son un trastorno de salud emocional o psíquico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas​ como, por ejemplo, a los ascensores, las palomas, las gallinas y las escaleras mecánicas. Mucha gente desconoce que tiene fobia y que se pueden curar.
Lucía, por ejemplo, es claustrofobica, su padecimiento mayor son los ascensores y los subtes. Su trabajo como fotógrafa la obliga a realizar producciones en edificios con muchos pisos y su imposibilidad hizo que llegue a subir 30 pisos por escalera. Hace 5 meses que realiza el tratamiento y según cuenta, todavía le falta un tiempo, pero está mucho mejor.
Lola recuerda que cuando era chica su padre la llevo al gallinero, seguramente con las mejores intenciones, y le puso una gallina encima. Aquel momento traumático la marcó para el resto de la vida. Hoy da clases en un colegio de Moreno, al lado hay una casa que tiene un corral y cada vez que pasa por ahí se cruza de vereda. "No puedo acercarme, escuchar el cacareo, las veo y me dan asco", asegura. 
Tatiana tiene muchos tatuajes, sin embargo su fobia a las extracciones de sangre hizo que no pueda hacerse un análisis durante 20 años. Ella tiene claro que el miedo no es a la agujas, tampoco al dolor, mucho menos a la sangre, sin embargo ese momento de sentarse en una camilla y ponerse la gomita en el brazo la hace temblar. Después de algún tiempo haciendo tratamiento para resolver logró sacarse  sangre dos veces.
 
El tratamiento se hace con psicólogos que recomiendan enfrentar estos miedos desmedidos, pero que aseguran hay una solución posible. "Hay que trabajar con el miedo y ganar una tolerancia a él, aproximarse y estar cerca hasta tomar contacto con el objeto o la situación temida", afirma Gustavo Bustamante, presidente de Fobia Club. 
Raquel tiene 54 años y convive con su fobia a las escaleras mecánicas. Ese miedo hace que se le haga imposible ir a determinados lugares. No usa shoppings, evita determinados supermercados y algunas estaciones de subte, por ejemplo.
Le gustan los shoppings, "cuando entro es como que me falta el aire, se que hay escaleras, y me pongo nerviosa". Las escaleras mecánicas le generan cierto nerviosismo, piensa en que puede caerse y trata de buscar escaleras fijas para evitar correr ese riesgo. "Me quedo frente a la escalera mecánica dándome valor para subir y la gente está apurada y quiere pasar, eso me pone más nerviosa". 
Los síntomas que padecen todas ellas, al enfrentarse al factor que les genera la fobia, son sudoración en las manos, rigidez física, palpitaciones.
Araceli es de Comodoro Rivadavia, se vino a vivir a Buenos Aires hace algún tiempo para poder solucionar su fobia a las palomas. Salir de su casa era toda una odisea, cuando lo lograba, solo esperaba que no aparezca una paloma y se aterrice delante de su camino, así todos los días de su vida. "Sentía que me iba a morir, que las palomas me iban a matar. Te genera angustia y frustración, porque en tu cerebro vos sabés que una paloma no puede hacerte nada, no te puede lastimar, ni matar".
Había echo terapia muchas veces, pero "me hablaban de mi infancia, de la relación con mis padres, y yo sólo quería resolver el miedo a las palomas". En esa búsqueda por sentirse mejor encontró fobia Club y decidió intentar un nuevo tratamiento. Así fue que se vino a vivir a Buenos Aires y logró vencer ese miedo y ser un poco más libre.

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