Portada  |  27 noviembre 2018

Baños: zona de conflicto

Hay para mujeres, hombres y para discapacitados, pero no hay para todos. Los nuevos géneros desataron la polémica.

Informes Especiales

Por Damián Carreras | @DamianCarreras1

Algo que debería ser usual y cotidiano, es en realidad un lugar incómodo y muchas veces de sufrimiento. Para las personas trans ingresar al baño de una estación de micros o de trenes, o de un bar o boliche de la Argentina, se vuelve una odisea.

Un camino a la discriminación que en algunos casos llega incluso a agresiones físicas. La falta de baños sin distinción de género es uno de los principales inconvenientes con los que se encuentran las personas trans en el espacio público de la Ciudad. Y la razón es sencilla: los baños están pensados sólo para hombres, mujeres y personas con discapacidad.

En la Argentina viven 10 mil personas transgénero: nueve mil de ellas ya cuentan con el DNI donde figura su nueva identidad. De todas, 400 viven en la Ciudad, mientras que otras 200 llegan desde diferentes puntos del conurbano, según datos aportados por Casa Trans.

Allí, en la reunión que se realiza de forma semanal, el reclamo sale a la luz. Sus rostros reflejan el dolor por las situaciones vividas en ese pequeño mundo de espejos y miradas. "Es algo que tiene que cambiar", sostuvo Iván, quien se reconoce un hombre trans de 39 años.

Para Vanesa, hoy mujer trans, la sensación es la misma. “Las mujeres se dan vuelta, te miran y te dicen cosas", contó. Luego con la misma angustia, agregó: “Entrás y no sabés qué reacción van a tener con vos, muchas veces me aguanto las ganas de ir al baño hasta llegar a mi casa".

Luciano terminó su transformación de género hace un año y hoy es un chico trans. Al hablar de su experiencia, explicó que tanto él como sus amigos se sienten más cómodos en los pocos baños sin distinción de género que hay en la Ciudad. Uno de ellos funciona desde hace un año en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). "Con el paso del tiempo cada día se usa más", dijo Griselda Flesler, encargada del área y a su vez profesora titular de Diseño y Estudios de género de LA FADU – UBA.

Las personas entran y salen sin importar su género. Lo hacen con naturalidad. Pero no es el único lugar. En algunos bares ubicados en el barrio de Palermo la experiencia se repite.

En la ciudad de Buenos Aires está a punto de aprobarse la nueva ley que introduce modificaciones en el Nuevo Código de Edificación. Se apunta a incorporar costumbres inclusivas. Para ello se habilitarán baños sin distinción de género, se suprimirá la obligatoriedad de mingitorios y se establecerá el baño familiar en centros comerciales de afluencia masiva. “El Código de Planeamiento Urbano actual data de 1943, claramente necesitaba una actualización", señala la arquitecta Verónica Copola, autora del proyecto y Directora General del área de Interpretación Urbanística del gobierno de la Ciudad.

“Necesitamos que nos escuchen”, pidió entre lágrimas Iván, en un reclamo que se da junto al de muchas otras personas transgénero que se encuentran a diario con el mismo problema. Las modificaciones edilicias ya están en marcha. Las sociales, las de la inclusión, no deberían esperar más.

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