Portada  |  04 octubre 2016

Kim Kardashian pensó que los ladrones la iban a violar

El pasado lunes de madrugada, cinco hombres entraron al departamento en el que Kim Kardashian se encontraba, en la ciudad de París. Dos de ellos la apuntaron con una pistola y la ataron en el suelo del cuarto de baño para después robar más de diez millones de dólares en joyas.

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El sitio de noticias del espectáculo TMZ, publicó nuevos detalles sobre el robo a partir de la declaración de Kim Kardashian a la policía francesa.

Según sus propios dichos, la reina de las redes sociales estaba en la cama de su residencia privada llevando solo una bata cuando escuchó pasos en las escaleras del duplex.

Cuando Kardashian vio a dos hombres a través de una de las puerta de vidrio, inmediatamente saltó de la cama y trató de llamar a su guardaespaldas Pascal Duvier, que en ese momento estaba fuera del edificio, protegiendo a sus hermanas Kourtney Kardashian y Kendall Jenner. Pero no tuvo tiempo de contactar con él, rápidamente uno de los hombres le arrancó el teléfono de la mano antes de que pudiera terminar de marcar.

Fue entonces cuando los ladrones le ataron las muñecas con cintas de plástico y cinta adhesiva. Según explico Kim a la policía, cuando uno de ellos la agarró por los tobillos, temió que fueran a violarla.

Otro dato que le llamó la atención a la víctima fue que los ladrones hablaban solamente francés, exceptuando por la palabra "ring", que repetían sin cesar. Se dio cuenta de que lo que habían venido a buscar era el anillo que su marido, Kanye West, le había regalado recientemente. Les indicó dónde estaba en anillo, pero como seguía llorando y pidiendo que no le hicieran daño, los criminales decidieron taparle la boca con cinta americana.

Aparentemente, la estilista Simone Harouche, gran amiga de Kim, estaba durmiendo en el piso inferior en el momento del ataque. Al oír lo que estaba pasando, se encerró en el baño y llamó Kourtney y al guardaespaldas de las Kardashian para decirles que volvieran inmediatamente al apartamento. La terrible experiencia duró seis minutos. Pascal, el guardaespaldas, llegó apenas dos minutos después de que los ladrones huyeran del lugar.

Foto: GQ Magazine

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